La presencia, cada vez más frecuente, del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en América Latina, viene preocupando a muchos sectores políticos de los Estados Unidos. Inclusive ya se ha convertido en tema de debate en las primarias de las elecciones presidenciales de ese país
Latinoamérica rara vez aparece como un tema importante en los debates presidenciales de EE UU, pero todo parece indicar que esta vez lo hará, por un motivo del que poco se hablaba hasta ahora: la conexión iraní.
El aspirante republicano Mitt Romney y los líderes republicanos en el Congreso están incrementando sus ataques contra el presidente Barack Obama, alegando que no está haciendo lo suficiente para detener lo que consideran una ofensiva de Irán para usar Latinoamérica como plataforma de lanzamiento de ataques terroristas contra Estados Unidos.
El tema está concitando creciente atención en Washington. El 2 de febrero, mientras Irán lanzaba su propia cadena de televisión en español en Latinoamérica y tras la visita del mes pasado del presidente Mahmud Ahmadineyad a Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Cuba —la quinta que hace a la región en los últimos cinco años—, el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes celebró audiencias sobre La agenda de Irán en el Hemisferio Occidental.
Las audiencias se celebraron horas después de que el jefe nacional de Inteligencia de EE UU, James Clapper, declarara que los funcionarios iraníes “están dispuestos ahora a lanzar un ataque en EE UU”. Clapper no sugirió explícitamente que esos ataques provendrían de Latinoamérica, pero los líderes parlamentarios republicanos sí lo hicieron.
La presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara, la republicana por Miami Ileana Ros-Lehtinen, dijo en su discurso de apertura de las audiencias que la alianza de Irán con Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador “puede plantear una amenaza inmediata, proporcionándole a Irán una plataforma en la región para lanzar ataques contra EE UU, nuestros intereses y nuestros aliados”.
Citando la denuncia de Washington de que el año pasado de una conspiración de las fuerzas especiales de Irán destinada a matar al embajador saudí en suelo estadounidense, y el plan de 2007 de un diplomático iraní en México que pretendía lanzar un ciberataque contra EE UU, Ros-Lehtinen agregó que “el hecho de que el brazo militar de un Estado patrocinador del terrorismo tenga operativos en múltiples países de nuestro hemisferio es sin duda causa de alarma”.
En su testimonio ante el comité, el investigador de la Universidad de Miami José Azel advirtió sobre un escenario catastrófico en el que —así como la ex Unión Soviética empezó a construir bases nucleares en Cuba en la crisis de los misiles de 1962— Irán podría instalar armas nucleares apuntadas contra el territorio estadounidense en Venezuela. Otros expertos que testificaron en las audiencias dijeron que Venezuela está ayudando a Irán a eludir las sanciones financieras internacionales por su programa nuclear, y dando refugio a grupos terroristas como Hezbolá, que según dijeron está ampliando sus redes en la región.
Los analistas recordaron que, según la justicia argentina, Hezbolá, con la asistencia de Irán, fue responsable de los letales atentados contra la Embajada israelí y un centro comunitario judío en Buenos Aires, en 1992 y 1994.
Romney ya ha atacado a Obama por no haber sido lo suficientemente duro con el presidente venezolano, Hugo Chávez, entre otras cosas por sus lazos con Ahmadineyad. En el debate republicano de noviembre, Romney advirtió de que las actividades de Hezbolá “en toda Latinoamérica” plantean “una amenaza inminente muy significativa” contra EE UU.
El Gobierno de Obama dice que Irán es un peligro latente —pero no activo— en la región, y que Washington está vigilando de cerca sus actividades en toda Latinoamérica. Pero los funcionarios advierten privadamente que EE UU no debe reaccionar de modo desproporcionado a informes no confirmados.
Un funcionario del Departamento de Estado me dijo que Ahmadineyad está cada vez más debilitado políticamente en su país y aislado en el exterior, y podría estar exagerando sus vínculos con Latinoamérica para mostrarle a su pueblo que no se ha convertido en un paria internacional.
Mi opinión: sería mucho más deseable que los candidatos presidenciales estadounidenses se refirieran a Latinoamérica en el marco de una agenda positiva, como por ejemplo debatiendo sobre la creación de una Asociación Transamericana, parecida al ambicioso proyecto anunciado recientemente por Obama de crear una gigantesca Asociación del Transpacífico para facilitar el comercio entre los países de la cuenca del Pacífico.
Pero me temo que eso no ocurrirá. Ojalá me equivoque, pero todo parece indicar que, incluso si no hay una escalada del conflicto con Irán, como, por ejemplo, si Israel lanza un ataque preventivo contra las bases nucleares iraníes, e Irán responde atacando blancos civiles israelíes en Latinoamérica, al estilo de lo que ocurrió en Argentina, la conexión iraní eclipsará un muy necesario debate en Washington sobre cómo aumentar los lazos económicos con América Latina.
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