miércoles, 11 de noviembre de 2015

El Niño: Una vez más no vamos a beneficiarnos de este fenómeno



Ad portas de este fenómeno, sectores – como Agricultura- están preocupados por las intensas lluvias. Para analizar este acontecimiento, conversamos con el experto agrícola, Reynaldo Trinidad.

- Muchas autoridades se están quejando de no haber recibido aún los recursos necesarios para contrarrestar El Niño. ¿Cómo afectará esto a la agricultura del país?
- El problema de fondo no es la escasez de dinero, sino de criterio y responsabilidad en nuestras autoridades de los tres niveles de gobierno. Me explico: Primero, el Fenómeno El Niño es parte indesligable de nuestro ecosistema; tanto que la investigación histórica tiene registros sobre su presencia recurrente desde hace 5.500 años. Segundo, si tuviésemos un Gobierno profesionalizado y una sociedad medianamente ilustrada, esta anomalía oceánico-atmosférica nos traería muchos más beneficios perdurables, que perjuicios eventuales. Tercero, el  proceso del actual Fenómeno El Niño  para el Perú comenzó hace más de dos años, y desde entonces ya han abortado  frente a nuestro litoral cuatro amagos en el 2014 y cinco en lo que va del año. Esto significa que tuvimos tiempo suficiente para prevenir y mitigar sus riesgos, y para aprovechar sus beneficios potenciales.

- ¿Podría ser más explícito?
- Cuando ocurre El Niño, las que causan más destrucción no son las lluvias torrenciales que caen en la costa, sino en las montañas andinas. Pues como casi todas de ellas se hallan desnudas, las precipitaciones causan huaicos e inundaciones devastadores en los valles y áreas conexas. Entonces, tal como hemos explicado reiteradamente en la revista Agro Noticias, lo que se debe hacer es construir obras de retención parcial de lluvias en los Andes, tales como: zanjas de infiltración, amunas, microrreservorios mediterráneos en las cabeceras de las chacras y microrrepresas en cascada en las quebradas, para evitar riadas destructivas contra los bajíos. Sin embargo, el sector oficial está concentrado casi solo en la limpieza de cauces hídricos, el reforzamiento de defensas ribereñas y la rehabilitación o habilitación de drenes en los puntos más críticos de los valles costeros. Pero si sobreviene El Niño con intensidad extraordinaria o fuerte, todas esas obras serían barridas por las corrientes desbocadas. O sea que —una vez más— estamos gastando  millones  de nuevos soles  irrecuperables en trabajos precarios, para volver a gastarlos cuando el fenómeno regrese; en lugar de invertir —una sola vez y para siempre— en obras de retención de lluvias en los Andes, con beneficios multiplicadores  para nuestro ecosistema y nuestra economía.

- Algunos estudiosos afirman que El Niño traerá también beneficios, como la mayor cantidad de agua. ¿Cómo podemos aprovecharla si aún existen canales bloqueados de maleza, destruidos, etc.?
- Tal diagnóstico es correcto, aunque quienes ahora lo dicen no lo expresaron hasta que nosotros lo dijimos en agosto último. Pero —por lo menos hasta ahora— no hay siquiera un microproyecto piloto al respecto, no obstante que nuestros ingenieros y campesinos más creativos ya tienen en plena operación modelos replicables de siembra y cosecha de lluvias en las montañas andinas. (Redacción)

NOTA
1998-1999. El Niño de esos años causó pérdidas en agricultura por S/. 701’ 731.736, según Indeci.


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