miércoles, 6 de abril de 2016

Anorexia: trastorno alimenticio


En el Perú, 1 de cada 10 jóvenes, de entre 12 y 19 años, sufre esta enfermedad que puede causar la muerte.

De la noche a la mañana, las comodidades a la que estaba acostumbrada Ana Cecilia Pachas comenzaron a desaparecer.

De ser una adolescente cariñosa, amiguera, se volvió irritable y, lo que es peor, rebelde.

Con 14 años, Ana Cecilia decidió mostrar su disconformidad a la nueva situación que vivía dejando de comer.

La comida que mi mamá me servía, la escondía para luego votarla. Vivía pesándome a cada momento”, cuenta.

Estudios del instituto Noguchi revelan que en el Perú 1 de cada 10 adolescentes, de entre 12 y 19 años, tiene anorexia, es decir, un trastorno alimenticio que afecta seriamente la salud y de volverse crónico puede provocar la muerte del paciente de no recibir tratamiento.

El proceso que viven las personas con anorexia suele ser: primero abandonar los hidratos de carbono de la dieta, más tarde las grasas y las proteínas, hasta llegar a los líquidos (han existido casos de deshidratación extrema).

Ana Cecilia refiere que en el desayuno solo bebía medio vaso de jugo o de yogurt; en el almuerzo solo comía la presa, dejando de lado el arroz y las papas; mientras en la cena solo una manzana.

Oscar Roy Miranda, nutricionista, señala que en los casos más graves de la anorexia, la persona suele además de restringir la comida, ingerir diuréticos, laxantes y medicamentos que le ayuden a perder más rápidamente peso.

“Se han visto casos donde la pérdida de peso ha alcanzado el 45% y hasta el 50% de la masa corporal”, afirma. 

Durante los tres años que Ana Cecilia convivió con la anorexia, ella llegó a pesar 40 kilos, cuando lo normal para su talla (1.60 cm) es 54.

Distorsión psicológica
Según Diana Pacheco, psicóloga y coordinadora de Gaba (Grupo de Autoayuda en Bulimia y Anorexia) los anoréxicos con frecuencia usan la comida como una manera de ganar un sentido de control cuando otras áreas de sus vidas están bajo mucho estrés o cuando se sienten abrumadas. Los sentimientos de incompetencia, baja autoestima, ansiedad, rabia o soledad también pueden contribuir al desarrollo de este desorden.

Los anoréxicos con frecuencia usan la comida como una manera de ganar un sentido de control cuando otras áreas se sienten abrumadas.
 
Adicionalmente, las personas con trastornos alimenticios podrían tener relaciones problemáticas o tener una historia de haber sufrido burlas por su tamaño o peso.

Milton Rojas, psicólogo de Cedro, afirma que la anorexia se presenta mayormente en la pubertad y la adolescencia, afectando más a las mujeres que a los hombres, debido a que ellas afrontan los problemas de la vida de manera interna.

Entre los síntomas que presentan los enfermos de anorexia están el temor a aumentar de peso (causado por una percepción distorsionada del propio cuerpo, que lo hacen verse excedido de peso y lo que lo llevan a matarse con ayunos y comer cada vez menos), la ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos, en el caso de las mujeres, y estreñimiento, sequedad en la piel, dolor abdominal y vómitos, en pacientes de ambos sexos.
Además se vuelven sumamente irritables y en algunos casos sufren también de trastornos cognitivos relacionados con la alimentación y el estado físico.
 
Para el tratamiento interviene todo un equipo multidisciplinar: nutricionista, psicólogo, médico y la familia.

La familia
El tratamiento para terminar con la anorexia está enfocado en la corrección de la malnutrición y los conflictos psíquicos que llevaron al paciente a desarrollar esta enfermedad. Lo fundamental es conseguir que el paciente recupere su peso normal, pero una vez que se consigue esto no significa que la enfermedad ha sido vencida, es necesario que el paciente reciba tratamiento psiquiátrico para comprender y superar definitivamente la anorexia

Para el tratamiento de la anorexia interviene todo un equipo multidisciplinario: donde nutricionista, psicólogo, médico y la familia.

Milton Rojas señala que el papel de la familia es fundamental, toda vez que el soporte emocional de los padres es importante para que el anoréxico recupere la confianza perdida.

En el caso de Ana Cecilia, su mamá jugó un papel importante en su recuperación.

“Gracias a que mi mamá vio la programación de la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo, es que pude encontrar la ayuda que necesitaba para vencer la anorexia. Hoy, a mis 35 años, soy una mujer feliz llena de proyectos”, revela. (Redacción)

 

 

 

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