miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Estamos ante un nuevo panorama político?


Las elecciones municipales y regionales llegaron a su fin para gran parte del país. Al cierre de esta edición aún se desconocía si la suerte había o no sonreído a algunos candidatos. En Lima, por ejemplo, aún se desconoce quién sucederá a Luís Castañeda, si Susana Villarán o Lourdes Flores, aunque la primera tiene la primera opción. La ONPE tiene la última palabra. De todas maneras, gane quien gane la capital la espera con muchos problemas por resolver

De las 42 distritos que tiene Lima el PPC ganó en 13 distritos pero todavía nada esta dicho ya que quedan 26.19 % de actas que fueron impugnadas y que están a la espera de que los JEE resuelvan, por lo que podría obtener dos distritos más. Lo único cierto, sea cual fuera los resultados finales, es que Fuerza Social no ganó en ningún distrito.
Ya sea Susana Villarán o Lourdes Flores la que gane las elecciones, ellas si desean trabajar de manera coordinada con los demás distritos tendrán que aprender a concertar, de lo contrario muchas obras que el actual alcalde Castañeda podrían tener insospechados retrasos.
Mientras esto sucede en Lima, en el interior del país el panorama a primera vista no parece ser distinta. Si algo en común tienen es que los partidos llamados tradicionales en estas elecciones municipales y regionales prácticamente fueron barridos por los independientes.
De acuerdo con el nuevo mapa electoral, en el interior el panorama está fragmentado. En la mayoría los independientes ganaron, un hecho que podría ser peligroso tomando en cuenta que muchos son agrupaciones han sido formadas sólo para participar en las elecciones, por tanto carecen de una ideología política y una estructura de partido.
Si nos ponemos a pensar que nivel de concertación puede haber en una provincia o región si la mayoría de alcaldes de su jurisdicción son de partidos (agrupaciones que solo alcanzaron su inscripción en el jurado y nada más) que no tienen la mas remota idea de lo que es manejar un estamento municipal o regional, el panorama es más que desalentador. Ha de suponer que jamás llegarán a un acuerdo, ni mucho menos existirá algún ápice de gobernabilidad, lo que conllevaría a un desorden político y social de los distritos y regiones donde les tocará gobernar.

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