jueves, 22 de agosto de 2013

“Ni con el pétalo de una rosa…”


El abuso en contra de la mujer es una problemática perenne en nuestra sociedad, ya que según estudios, en el Perú, el 75% de las mujeres son violadas antes de cumplir los 15 años. ¿Por qué tanto enseñamiento?

¿Hasta dónde podemos llegar con la violencia de género? Las mujeres son víctimas de un sin número de abusos, maltratos y debido a esto, se tipificó el delito por ‘feminicidio’ desde el 2011, pero ni aún con esto se ha frenado la ola de agresiones. También debemos resaltar el crimen que vulnera la fragilidad y la autonomía de una mujer, no solo como tal sino como ser humano, nos referimos a la violación.
Según el Ministerio Público, entre los años 2008 y 2012, se registró un total de 24 mil denuncias por violación a las mujeres, lo que representa el 16% de afectadas, porque el resto prefiere callar. Así es, callan, y a esto se le añade que el 73% de las víctimas fueron menores de edad. Eso significa que nuestras hijas, primas o sobrinas, corren peligro.
Precisamente debido a estos fríos índices, el Estudio para la defensa de los derechos de la mujer (Demus), diseñó una campaña que se llama: “Un hombre no viola”, fundamentando que un verdadero hombre no puede lastimar ni dañar a una mujer y el que incurre a estos maltratos, definitivamente, pierde su condición de varón.
La directora de Demus, Jeannette Llaja Villena, considera que vivimos en una sociedad estereotipada que indica que los hombres no pueden controlar su sexualidad y que las mujeres son objetos para satisfacerlos. “Se piensa que las mujeres son las culpables si es que son violadas. Las autoridades se guían en estereotipos y dan mensajes sociales de que está bien y no tiene consecuencia, así sigue la impunidad y promoviendo más casos”, advierte.
Además, el llamar al culpable como ‘enfermo’ o ‘depravado’, no es más que justificar su accionar y darle una razón al porqué violó a una mujer y eso conlleva a consentir más casos similares. Ahora, el daño que produce el abuso es complicado de asimilar, ya que la niña que es abusada es engañada por el agresor –por lo general el padre- con la vil patraña que es “normal” hasta que al crecer se entera que no fue más que una mentira y que fue violada. 
Y es que, el 73% de niñas han sufrido violación y en un 47% el padre resultó ser el agresor. En la actualidad hay más de 12 mil presos sentenciados por diversos delitos sexuales. De este conjunto, cuatro mil 900 fueron procesados por violación a mujeres adultas, la misma cantidad está en prisión por ultraje a menores y cerca de 850 por actos contra el pudor, según cifras del Ministerio de Justicia. También el informe indica que 59 casos terminaron tras las rejas por abusar de personas inconscientes y otros 23 además, por matarlas. 
En el aspecto mental, como bien lo indica la psicóloga Martha Escamilla Rocha, la razón del porqué de este abuso es que aún se vive con tabús que promueven la impunidad. Además que el ultrajar a un menor del mismo sexo, no indica inclinación homosexual. “El daño directo es al cuerpo y a la correcta sexualidad. Es una ruptura de los límites personales y emocionales. Además, el que se abuse de un menor, ya sea hombre o mujer, no se limita al gozo sexual, sino imposiciones de poder y control”, advierte la especialista.
“La agresión sexual, en lugar del placer de realizarlo, es la imposición, a costa de la voluntad de la víctima”, explica la doctora Llaja Villena. Además dice que los daños emocionales consiguen distorsionar la imagen de la práctica de la sexualidad. “Hay recuerdos permanentes del evento traumático, en la autoestima y en el proyecto de vida. Es algo que no se va a poder olvidar, ¿cómo reconstruyes el ejercicio de la sexualidad si ha sido tan violenta?”, se pregunta la especialista de Demus.
La doctora Escamilla deja en claro que si no se somete al culpable en tratamiento, es más que obvio que la agresión vuelva a darse, pero que el temor de la víctima por ser juzgada, culpada y que se le responsabilice por la ruptura de la familia es decisivo para que guarde silencio, lo cual agrava más el problema. El facineroso, por lo general, siente el impulso de dominación y se siente acorralado cuando se le descubre. Por eso, la clave es denunciar, ya que en Lima, solamente, cada 111 minutos, es decir, casi dos horas, una mujer dice haber sido violada, pero solamente cuatro de cada 10 llegan a denunciar y el 90% de delitos contra la libertad sexual hacia adolescentes de 14 a 17 años, queden impunes. (JP)
SEPA:
1. Las víctimas por violación experimentan los siguientes sentimientos: Temor, culpa, odio, depresión y desvalorización.
2. El Código Penal establece cadena perpetua para el que abusa de un menor de cero hasta siete años.
3. Si la víctima tiene: siete y 10 años, la pena es de 30 a 35, si es de 10 a 14 se castiga con 25 a 30 años de cárcel. 

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