jueves, 16 de enero de 2014

Depresión asesina

Seis millones de peruanos están al borde del suicidio, un problema de salud mental que debería llamar la atención de las autoridades.

Hoy más que nunca, donde la presión por tener éxito en la vida nos agobia todos los días, la depresión duerme en nuestra casa, se sienta a nuestra mesa y nos acompaña durante todo momento, dispuesta a entrar en nuestras vidas, si así lo deseamos. Existen más personas depresivas de lo que realmente dicen las cifras y es en esta época del año, cuando comienzan a hacerse presentes cambios anímicos, que si no son tratados se pueden volver crónicos, llegando a ribetes insospechados.
Todo el mundo tiene altibajos en su estado de ánimo y es normal sentirse a veces animado y alegre y otras veces más triste y taciturno. Sin embargo, en algún trastorno psicológico, estos cambios terminan siendo exagerados o totalmente fuera de lugar en relación con los acontecimientos que están teniendo lugar en sus vidas lo que indudablemente termina afectando la conducta, el pensamiento, los sentimientos, la salud física y el funcionamiento general de las personas. 
A pesar de lo que muchos piensan, las variaciones de luz afectan el cerebro humano. El paso, por ejemplo, del invierno a la primavera hace que los consultorios psicológicos estén llenos de pacientes, sobre todo bipolares y depresivos. “Esto demostraría lo vinculado que está el ser humano con el cosmos”, sostiene la decana del Colegio de Psicólogos de Huánuco, Carmen Mendoza.
Según esta profesional, la depresión puede durar semanas, meses o incluso años. Aunque, en muchos casos es estacional: la primavera como el verano llegan regalando flores, besos y sol, alegría que en ocasiones no es bien recibida por algunas personas.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mayoría de suicidios en el Perú se da por problemas familiares. Le siguen la decepción amorosa, los problemas económicos, etc.
El Ministerio de Salud (Minsa) estima que cerca del 20% de la población sufre de depresión, eso quiere decir que unos seis millones de peruanos están al borde del suicidio.
Las cifras en el país esconden un serio problema de salud pública. Y es que si bien el número total de suicidios se redujo en los últimos tres años, la tasa en niños y adolescentes pasó de representar el 10% en el 2009 al 18% en el 2012. “Se ha incrementado no solo el porcentaje de menores que piensan en suicidarse, sino también el de los que lo intentan y el de los que lo consuman”, dice Freddy Vásquez, médico psiquiatra.
Es hereditaria 
El psiquiatra señala que para que una persona sufra de depresión “debe tener predisposición biológica en el cerebro, una carga hereditaria, genética, etc”.
“Esa vulnerabilidad puede ser fatal cuando se presenta una problema familiar o social, como un divorcio, la pérdida de un trabajo o ir mal en los estudios. Esa combinación, entre la herencia y el ambiente social, puede hacer explotar la enfermedad”, concluye.
Por su parte, el psiquiatra Bromley Coloma sostiene que todas las depresiones tratadas y con apoyo familiar tienen buen pronóstico y que cuando ocurre el suicidio es porque no hubo un tratamiento oportuno, además de poca colaboración de la familia. “La familia tiene que llevar al paciente al médico, no a la fuerza, pero tiene que encontrar formas para ayudarlo”, acota.
Agrega que cuando los padres se separan o divorcian deben analizar las repercusiones que esta decisión puede causar en sus hijos, para que el proceso no sea traumático. “Se debe buscar apoyo emocional”, explica. (Raúl Vela)
¿CÓMO RECONOCEMOS A UN DEPRESIVO?
El psiquiatra Aitor Castillo, presidente de la Asociación Psiquiátrica Peruana, indica que las señales más comunes de que una persona padece de depresión son que empiezan a perder la capacidad de trabajo o de estudio, tienen con frecuencia problemas para conciliar el sueño, problemas de apetito y pierden el deseo sexual.
“El cerebro trabaja más lento, estás personas se vuelven pesimistas y piensan que su futuro no ofrece nada, de que ellos no tienen ningún valor”, sostiene.
Recomienda que si alguien tiene a un familiar con estos síntomas debe inmediatamente llevarlo a un psiquiatra, a fin de descartar una enfermedad mental.

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