miércoles, 21 de octubre de 2015

¿Será Lima una ciudad realmente competitiva?


La inseguridad ciudadana, el transporte caótico y la falta de credibilidad en las instancias judiciales son solo algunos de los problemas que la capital afronta, y que repercuten en la decisión del empresariado.

De acuerdo con el Índice de Competitividad Regional del Perú (ICSRP) 2015 elaborado por Centrum, Lima se ubica en el primer lugar del ranking con 72.66 puntos, seguida de Callao (50.36), Moquegua (44.37) y Tacana (44.21).
Cierra el ‘top 5’ Arequipa con 43.51 puntos, aunque cayó dos puntos frente al mismo estudio del año pasado.
El ICRP analizó la competitividad regional tomando en cuenta cinco pilares: economía, empresa, gobierno, infraestructura y personas.
Si bien el estudio ayuda para saber cuánto es lo que falta por hacer en el interior del país para que las regiones sean competitivas, también nos revela –aunque no lo señala abiertamente- que en Lima aún quedan ciertos aspectos que no le están permitiendo estar entre las ciudades de Sudamérica más atractivas para la inversión extranjera.
Entre estos pendientes, está la creciente inseguridad ciudadana que se vive en la ciudad.
Según un sondeo de Ipsos Perú en enero último, el 71% de los limeños reveló que no se siente seguro de vivir en la ciudad.
Esta realidad como es obvio, asegura el economista Jorge Gonzales Izquierdo, afecta las inversiones en dos aspectos: la inversión privada y el consumo privado.
“Si los delincuentes siguen extorsionando a los emprendedores con cupos y amenazas de muerte es un hecho que la inversión caerá y con ello el número de empleos, lo que repercutirá en menos consumo”, sostiene el experto.
Cabe señalar que la inversión privada y el consumo privado hacen el 80% de la economía del país.
Otro aspecto que impide que Lima sea atractiva, es el transporte urbano.
De acuerdo con una encuesta de Trabajando.com del 2013, el 69% de limeños reveló que no rinden adecuadamente en sus centros laborales por los problemas de transporte.
Esta merma laboral causa, según la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados de Transporte (SIBRT), una pérdida anual de 20 millones de dólares, las cuales los gobiernos, las empresas y las familias tienen que asumir.
Respecto a la administración de justicia, ni que decir. Todas las encuestas señalan que más del 80% de los limeños no confían en ella; esto hace que muchas empresas vean con recelo esta realidad al momento de decidir dónde invertir.
Si bien estos problemas no son ajenos a las demás regiones del país, el mensaje a sus autoridades es claro: No basta con tener buena infraestructura si no  se han resuelto los problemas de inseguridad, transporte y credibilidad en las instancias judiciales. (Agencias)






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