jueves, 10 de noviembre de 2011

Niños problemáticos, los que más nos necesitan


Son niños como cualquiera, sin embargo bajo esa aparente inocencia esconden graves problemas de conducta, que aprendieron en casa y que luego llevaron al colegio. Para saber sobrellevar estos casos, se requiere de docentes comprometidos con su labor

Cuando los niños nacen se establecen por lo general en un seno familiar, donde van a recibir sus primeras relaciones afectivas así como las primeras situaciones del mundo de los adultos.
Los niños al llegar a la edad escolar, lo hacen con un bagaje de aprendizaje y una serie de conductas –muchas de ellas problemáticas- que trasladarán al colegio.
En esos casos, existe una necesidad por atender a los niños con problemas de conducta, porque son ellos que más necesitan de atención, para lo cual se requiere de educadores comprometidos con su labor, que tomen en cuenta a los niños como seres que piensan y que sienten que lejos de ser un instructor al que hay que obedecerle, sea un guía, un amigo, una persona que quiera y se comprometa con sus alumnos. En otras palabras, lo que se busca son docentes que se comprometan con su trabajo y sobre todo con los niños.
La psicóloga Carmen Mendoza, sobre este punto, dice que los niños que necesitan de un docente comprometido, son precisamente aquellos que no se adaptan a la clase, que pegan, que no respetan las reglas ni a los compañeros. “Aquí las cosas no se resuelven regañándolos o sacándolos de la clase, sino apoyándolos para que puedan superar sus conflictos y temores”, explica Mendoza.
Ambiente adverso
La conducta es sinónimo de respuesta o comportamiento, la cual se tiene ante diversos estímulos, además las conductas son una consecuencia del aprendizaje y ajuste social que tiene lugar en el ambiente familiar, escolar y social en el que viven y se desenvuelven las personas. Se puede decir que se presentan problemas en las conductas cuando estas dan origen a otras que no pueden conducirse adecuadamente en alguna situación, es decir cuando se ponen acciones insuficientes o contraproducentes para alcanzar algún objetivo.
Si un niño percibe un ambiente familiar injusto, agresivo, falto de afecto, todas estas situaciones que los niños están viviendo en la familia se convierten en causas de los problemas de conducta de los niños. “Como docente se puede hacer algo por estos niños, porque esta situación de desamparo que el niño siente y vive no es contrarrestada con otra que le proporcione paz y serenidad por lo que terminará con frecuencia exhibiendo conductas desadaptadas y contrarias al orden social imperante”, refiere Juan Sotomayor, profesor de la Gran Unidad Escolar Bartolomé Herrera.
Para Sotomayor, estos niños son alumnos que precisan de las pertinentes adaptaciones curriculares, cuando estas adaptaciones no se realizan y, no logran pasar desapercibidos, para llamar la atención, destacar y conseguir algún tipo de gratificación, de la que están casi siempre huérfanos y recurren a todo tipo de situaciones conflictivas.
“Es por esto que la escuela tiene mucho que hacer con este tipo de niños si bien no se pudo erradicar toda la problemática, si se les puede atender, dar atención a su problemática y hacer más fácil, y más feliz el proceso educativo”, sostiene el docente.
Algunas de las maneras de atender a estos niños es ser modelos innatos de conducta tanto padres como profesores; para modificar, extinguir o implantar una conducta en el niño hay que modificar, extinguir o implantar primero esa conducta en los padres y maestros, porque casi son ellos quienes con su conducta generan, refuerzan, modelan y mantienen conductas problemáticas en los niños.
Según Carmen Mendoza, los padres deben ejercer autoridad sin autoritarismo; alabar mejor que reprochar. Asimismo el reconocimiento y elogio deben ser sinceros y honestos, argumentando por que se elogia.
Por otro lado, se debe sancionar sin abusar ni maltratar cuando el niño comete alguna travesura. También se tiene que dedicar tiempo ya que es lo mejor que podemos darles a nuestros hijos
Los problemas de conducta de los niños se originan principalmente en la familia y además la escuela contribuye a que se sigan generando estas conductas al ignorar la situación en desventaja que estos viven en su hogar, dicha situación daña al niño y genera problemas de conducta.
La escuela no solo interviene en la transmisión del saber científico, culturalmente organizado, sino que influye en la socialización e individualización del niño desarrollando las relaciones afectivas, la habilidad para participar en las situaciones sociales.
Para Sotomayor, hay que confiar en el niño, amarlo, saber sus características, como es su entorno familiar. “Claro que no es trabajo fácil, pero si se quiere ser un docente que atiende las necesidades de los alumnos es una tarea que lejos de ser una carga, será algo enriquecedor, pues el saber las condiciones en las que se desenvuelven los niños, que en muchos casos son situaciones en desventaja, permite vincular las actitudes o modos de actuar en la escuela con su entorno”, refiere el profesor.

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