jueves, 27 de septiembre de 2012

Vanidad fatal



La búsqueda de la belleza y perfección corporal muchas veces puede terminar de manera fatal. Al menos así lo han demostrado algunos casos en nuestro país, en donde mujeres y ahora también hombres han perdido la vida tras someterse a distintas cirugías estéticas.

Nancy Urquizo y Herbeth Garnique eran dos personas prósperas y con muchas ganas de vivir. Sin embargo, su vanidad por verse mejor los llevó a tomar la peor decisión de sus vidas. Ambos decidieron someterse a una operación estética, y hoy-para la infelicidad de sus familiares-están muertos.
Así como ellos, en nuestro país ya son varias las personas que fallecen tras someterse a una cirugía estética.  
A diferencia del pasado en donde las mujeres eran las que se sometían a este tipo de intervenciones, ahora vemos cada vez más hombres optando por operarse para verse mejor. 
¿Pero qué lleva a una persona tener una figura hermosa sabiendo que en el intento podría perder la vida?
Según la psicóloga Carmen Mendoza, las personas que se someten a este tipo de operaciones son aquellas que adolecen de autoestima, por lo que no aceptan su físico y quieren a todo precio parecerse a las chicas o chicos guapos que aparecen en la televisión. 
“No cabe duda que los medios de comunicación juegan un rol importante en la mente de la gente al estar constantemente vendiéndonos la imagen de que belleza es sinónimo de ser una persona delgada, de finas facciones”, dice la especialista.
A fin de evitar que haya más personas que se expongan a los peligros que conlleva una operación estética, la psicóloga recomienda a los padres cultivar en sus hijos valores que les permitan aceptarse como son. 
A tomar en cuenta
Según el presidente de la Sociedad Peruana de Cirugía Plástica, Andrés Wiegering Linares, el paciente debe estar emocionalmente estable, no depositar falsas expectativas en la cirugía (tales como recuperar una pareja, o tener más éxito laboral o en las relaciones interpersonales) y estar preparada para afrontar el cambio de imagen posterior a la operación.
Otro aspecto a tomar en cuenta, dice Wiegering, es que el cirujano plástico debe en la entrevista saber descubrir aspectos psicológicos ocultos por el paciente y que puedan tener influencia en la buena evolución de una cirugía estética. “Un paciente que se encuentra en un estado de depresión no está en condiciones de ser operado. El cirujano no es un mago, solo puede mejorar las formas físicas, no los problemas familiares o sentimentales”, refiere el doctor, quien agrega que también es importante tener el consenso favorable de la familia del paciente para que lo acompañen adecuadamente, de lo contrario no compartirán la alegría de un buen resultado ni lo apoyarán en el caso de que surgiera algún inconveniente.
De acuerdo con el presidente de la Sociedad Peruana de Cirugía Plástica, el arte de la cirugía estética, que por lo general se concreta en personas sanas que desean mejorar su aspecto físico, requiere entrenamiento y criterio que solo lo da la especialidad y el talento. Por lo tanto, dice, es aconsejable verificar, ya sea en el Colegio Médico o en la página web de la Sociedad Peruana de Cirugía Plática, que el médico que va hacer la operación cuente con un postgrado en Cirugía General y en Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva. “Si carece de esa especialidad no permita que le operan, su vida puede correr peligro”, asegura el galeno.

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