jueves, 25 de julio de 2013

La cámara que capta olores


Una británica desarrolla una “cámara” muy especial: En vez de almacenar imágenes, retiene olores.

En el célebre “episodio de la magdalena” del autor Marcel Proust, al narrador de “En busca del tiempo perdido” le asaltan recuerdos del pasado cuando huele y prueba una magdalena.
Proust relató aquí la más famosa alusión literaria a la denominada memoria involuntaria, aquella que nos llega cuando ni la esperamos ni la buscamos.
La anécdota de la magdalena está además avalada científicamente, ya que varios estudios científicos han demostrado que el sentido del olfato es el que consigue traer las memorias de forma más clara.
Captar los olores
Para Amy Radcliffe, autora de la idea, lo que busca es captar con un aparato,  olores  que puedan ser transferidos a una especie de ampolla, que luego podrá ser abierta y olida en otro momento y en otro lugar.
Cabe señalar que la idea de Amy ya es conocida desde los años 80 como la tecnología “headspace”, que busca capturar olores de determinados ambientes y traspasarlos a lugares controlados. Con este principio esta británica consiguió fabricar su propia “cámara” de olores.
El proceso se basa en la cámara propiamente dicha, que consiste en una especie de cubierta de vidrio y un sensor de olores, además de un cuerpo de cerámica. La cámara absorbe el olor del objeto, que se pone bajo la cubierta de vidrio.
El sensor de olores sobre la cámara contiene una resina especial que retiene el olor y que será posteriormente transportado a un laboratorio para ser analizado y así poder ser reconstruido sintéticamente.
Una vez hecho esto, el olor podrá ser almacenado en un pequeño frasco.
“La idea es que el frasco se use por única vez, ya que los olores tienen menos resistencia que otros recuerdos, en el sentido de que si lo pudiese almacenar para recordarlo una y otra vez al final ese olor perdería su significado para mí”, señala Amy.

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