Muchos escolares con el cuento de reunirse para estudiar han sustituido los libros y cuadernos por el alcohol, el cigarrillo y el sexo. Todo una perdición a ritmo de reggaetón donde los padres son los últimos en enterarse.
Que persona durante su época escolar alguna vez no se tiró la “pera” (escaparse de clase). A diferencia del pasado donde los adolescentes se escapaban del colegio para irse a caminar o darse un baño en la playa, ahora muchos jóvenes lo hacen para irse a beber alcohol, fumar-algunas veces marihuana, cocaína o éxtasis- y bailar un ritmo llamado hip-hop y reggaetón, cuyos movimientos corporales invitan a la pareja a tener sexo.
Estas fiestas desenfrenadas donde el alcohol y la irresponsabilidad ocupan el lugar de sus maestros, y como materia de interés está el “perreo”, se llaman “tonos peras” o “peras malogradas”. De acuerdo con los adolescentes la diferencia de ambas fiestas está en la magnitud y la dinámica que adquiere la reunión desde su origen hasta su término.
Los “tonos pera” o “peras malogradas” donde las chicas se convierten en objeto sexual, son espacios sociales cerrados, son formas de diversión discreta que los escolares entre los 12 y 17 años han ido recreando en los últimos 5 años, iniciándose en Lima y extendiendo a través de las redes sociales a todo el Perú.
De acuerdo con la versión de una escolar a quien llamaremos Carla, los chicos y chicas encubren estas fiestas con el cuento de una tarea escolar en casa de un compañero.
Las casas usadas para la diversión son aquellas donde ambos padres trabajan y esta queda sola por largas horas sin ninguna supervisión por parte de los adultos.
“Previamente a través de los celulares o el internet se coordina el lugar del encuentro y los chicos se ponen de acuerdo de cuánto dinero tienen que llevar para hacer “la chancha” y comprar los “tragos” (bebidas alcohólicas) y los cigarrillos. Nosotras no pagamos nada, ellos lo hacen por nosotras”, cuenta Carla.
En estos espacios reducidos las parejas (3 o 4 como máximo) de adolescentes beben, bailan y bromean. Una realidad que origina que las jovencitas bajo los efectos de la “borrachera” tengan sexo sin protección.
Si bien el Ministerio de Salud no tiene estadísticas sobre cifras de aborto, contagio de enfermedades de transmisión sexual producto de estas fiestas, no cabe duda que la frecuencia con que cada vez se están dando estas “peras”, no solo en Lima sino en las principales ciudades del país, hace pensar que el número de afectadas va en aumento.
Los colegios estatales donde los alumnos varones más se tiran la “pera” son: Alfonso Ugarte, Guadalupe, Diego Ferrer y Melitón Carbajal. Entre las mujeres está Teresa Gonzales de Fanning, Rosa Santa María y Elvira García y García.
La mujer vista como objeto sexual
Un estudio realizado por Cedro para conocer la dinámica entre el consumo de alcohol, drogas y las relaciones sexuales entre los escolares de los colegios estatales, reveló que en estas fiestas de “tono pera” o “peras malogradas” existe un tipo de mujer al que se le llama “chicas positivas”.
Este tipo de jovencitas según los colegiales varones son aquellas que están dispuestas a todo. Desde besos a tener sexo con uno o varios chicos sin mayor inconveniente, contribuyendo a un ambiente de diversión más intenso y rápido. En otras palabras, las “chicas positivas” están al servicio del entretenimiento y el placer del grupo.
De acuerdo con Cedro, las “chicas positivas” suelen agruparse en pequeños clanes o argollas de mujeres que, al margen de las “peras malogradas”, configuran grupos primarios donde la intimidad y la amistad están presentes. Las adolescentes del mismo clan o argolla conocen toda la vida familiar, personal, escolar y sexual de las demás integrantes. Por ejemplo, las integrantes de los clanes pueden llegar a saber sobre los abortos practicados por sus compañeras, mientras las familias lo desconocen. La argolla se convierte en su familia substituta.
Ahora que usted ya conoce lo que son este tipo de fiestas, vigile a su hijo no vaya ser que esté frecuentando estos sitios.
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