miércoles, 21 de noviembre de 2012

La violencia no cesa



A pesar que está vigente la Ley del Feminicidio desde el 2011, el número de asesinatos y agresiones contra  las mujeres no está disminuyendo, por el contrario está aumentando.

Gloria Quispe Tacuri (23) fue internada de emergencia en el Hospital Regional de Ayacucho tras recibir varios hachazos en la cabeza de su pareja Celestino Guevara (29).
Gracias a la oportuna intervención de los médicos de ese nosocomio, Quispe se recupera favorablemente pese a tener una fractura en el cráneo. 
En tanto su agresor, fue hallado por la policía muerto en la habitación de su hija de cinco años, junto a una botella de donde-se presume-tomó el veneno para acabar con su vida.
La tragedia que le tocó vivir a Gloria Quispe lamentablemente la viven muchas mujeres en el Perú. Muchos hombres prefieren zanjar sus diferencias con sus parejas a través de los golpes. 
El Congreso de la República tratando de persuadir a los agresores con penas más severas, en diciembre del año pasado aprobó la Ley de Feminicidio por el cual se castiga con pena de libertad no menor de 15 años a la persona que mata a su cónyuge o conviviente y, en algunos casos, con 25 años de prisión si existieran circunstancias agravantes. 
Según el Ministerio de la Mujer de enero a agosto de este año en el país hubo 54 casos de feminicidio y 65 de tentativa. Con relación al 2011 se registró un ligero incremento. En los ocho primeros meses de ese año 49 mujeres fueron asesinadas por sus parejas y 40 sufrieron diversas agresiones físicas. Estos datos preocupan porque se suponía que el endurecimiento de la pena persuadiría al agresor, entonces, ¿qué está pasando entonces?
De acuerdo con el fiscal de Familia de Huánuco, Tulio Bermeo, una ley no resuelve el problema, y menos una como esta. “Para reducir los índices de feminicidio hay que trabajar el tema de manera integral, es decir se tiene que ver el aspecto educativo con la familia para que ellos inculquen valores a sus hijos; con los profesores para que enseñen a los chicos que las diferencias con sus compañeros o compañeras no se resuelven a golpes. Y esta tarea le compete al Ministerio de Educación y también a Salud que tiene que informar sobre los derechos que le competen a una persona cuando es agredida”, refiere el fiscal.
El Ministerio de la Mujer (Mimdes) los Gobiernos regionales y locales, según Bermeo, también tiene su cuota de participación puesto que a ellos les corresponde la tarea de sensibilizar a la población de que la violencia no es el mejor medio para solucionar los conflictos.
No denuncian
Las víctimas de la violencia doméstica provienen de todos los sectores de la vida, de todas las culturas, de grupos de bajos o altos ingresos económicos, de todas las edades. Ellas comparten sentimientos de impotencia, aislamiento, culpa, temor y vergüenza. 
Todas esperan que no suceda nuevamente, pero a menudo se repite, lamentablemente la cifras así lo confirman. Este año, por ejemplo, el 59% de las víctimas no hicieron nada cuando fueron agredidas. Y si realizaron alguna denuncia, ya sea en la policía o Fiscalía, el 63% lo abandonó muchas veces por miedo. “Esto constituye una ventaja que aprovecha el abusador para volver a cometer el mismo delito”, asegura el fiscal.
Los reportes policiales aún siguen mostrando que la mayoría de los casos de agresión se realiza en el seno del hogar. Que el arma preferida es el cuchillo y que los protagonistas de estas tristes historias de amor y odio son jóvenes entre 20 a 35 años de edad.
Los celos
Según el Mimdes, el 45% de los casos de feminicidio y tentativa se originan por razones de celos. ¿Pero cómo se entiende que alguien que ha jurado amor luego maltrate y lo que es peor mata a su pareja?
Para la sicóloga Carmen Mendoza Alva, integrante de la Gerencia de Desarrollo Social del GOREHCO, el varón que agrede a una mujer es una persona que ha crecido en un ambiente de violencia, de falta de amor y tolerancia, carencias que luego cuando crezca le van impedir poder relacionarse de manera normal con su pareja e hijos.
Los celos son naturales en una persona, cualquiera lo tiene. Sin embargo se convierten en un problema cuando estos se vuelven insanos (enfermizos) o patológicos. 
Por su parte Carlos Alva, miembro del Colegio de Sicólogos del Perú, dice que si bien los celos enfermizos constituyen un problema, éstas tienden a agravarse cuando la persona que la sufre cae en la inseguridad.  
Para el sicólogo, las personas que sufren de estos celos enfermizos pueden llegar incluso a matar, no tanto por el amor que dicen profesar a su pareja, ya que sería ilógico que alguien matase al ser que ama, sino por la enfermiza inseguridad que sienten. 
“La persona celosa no puede tolerar la ruptura de pareja, y estas emociones son muy fuertes, llevándolos a tener conductas como los asesinatos. Este tipo de personas nunca podrán tener una relación amorosa estable y sana, si es que no llevan las terapias correspondientes. Esta enfermedad sí tiene cura, siempre y cuando el paciente disponga su tiempo y voluntad”, dice Alva.

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