jueves, 17 de marzo de 2011

El cambio climático nos amenaza

A pesar de ser un país vulnerable a los cambios climáticos, en el último debate, sólo un candidato presidencial de los once que se presentan abordó el tema. Por lo pronto, especialistas advierten que en 30 años nos podemos quedar sin agua

Con la modernización tecnológica no sólo llegaron una serie de comodidades al mundo, sino también problemas. Uno de ellos, y quizás la más importante, el cambio climático.

A partir de la revolución industrial, la actividad humana ha exacerbado el calentamiento global a través de la acumulación acelerada del Gas de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, especialmente de dióxido de carbono y metano. Así, en lo que va del siglo XXI (2000-2007) la temperatura promedio global se ha elevado en 0,65º C con respecto a la temperatura promedio de la primera mitad del siglo XX.

Las mediciones más difundidas del impacto global del cambio climático estiman pérdidas de hasta el 20% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial, para aumentos de temperatura por encima de 5º C. Entre las regiones más afectadas por este fenómeno se encuentran África, el sur este de Asia y América Latina; mientras que países como China y USA que son los principales responsables de esta contaminación, paradójicamente presentan los menores impactos del cambio climático.

Entre los más vulnerables

De acuerdo con Tyndall Center, el Perú se encontraría entre los diez países más vulnerables ante eventos climáticos junto a países como Honduras, Bangladesh y Venezuela. Esta vulnerabilidad está asociada a la alta dependencia a sectores primarios sensibles al cambio climático, tales como el agrícola y el pesquero, así como al bajo nivel institucional, que dificulta la planificación y ejecución de acciones de adaptación concretas.

El Perú muestra una gran vulnerabilidad ante variaciones climáticas drásticas, siendo evidencia de ello las pérdidas económicas que implicaron fenómenos como El Niño. Así, bajo un escenario pasivo, los efectos de los cambios podrían ser incluso superiores al involucrarse con otros mecanismos que afectan negativamente el crecimiento; tales como la pérdida de disponibilidad de recursos hídricos (para consumo humano y generación energética) debido al retroceso glaciar, la pérdida de productividad primaria agrícola y pesquera producto del aumento de la temperatura del mar, la pérdida de biodiversidad, y los efectos sobre la salud humana.

Para la especialista del Senamhi, Gabriela Rosas, el impacto climático en nuestro territorio irá creciendo paulatinamente, motivo por el cual su institución viene realizando una serie de estudios en las principales cuencas y valles de las cabeceras de región.

Precisamente hace algunas semanas atrás esta institución dio a conocer que han detectado cambios sustantivos en los valles del río Piura, Mantaro, Urubamba y el Santa, situación que podría originar el incremento de las temperaturas de las aguas en los valles costeros entre 1º a 2º, por lo que la aparición de sequias por una parte y lluvias intensas por el otro lado no se descartan.

Rosas advierte que esta realidad podría provocar daños irreversibles a nuestro país, porque tenemos estudios que señalan que si las cosas siguen así de aquí a 20 o 30 años, los glaciales que se encuentre por debajo de los 5 mil metros van a desaparecer y eso será muy grave ya que nos quedaríamos sin recursos hídricos para el consumo humano.

La agricultura

En su estudio sobre el impacto del cambio climático en nuestro país, la bióloga Paola Vargas señala que los impactos se van a ver reflejados en las sequías o las precipitaciones fluviales excesivas que llegan a afectar directamente el desarrollo de los cultivos. Sin embargo, recalca que el mayor impacto será el indirecto porque favorecerá al desarrollo de las plagas en condiciones de sequía y las enfermedades en las condiciones lluviosas.

Un estudio realizado en Cañete, al sur de Lima, para conocer los efectos del aumento de la temperatura reveló que esta ocasionó un aumento del 45 por ciento de las plagas de los cultivos en el periodo 1996-1997 y de 34 % en el periodo 1996-1998. Mientras tanto, la incidencia de las enfermedades se incrementó en 42 y en 67%, respectivamente en los mismos periodos. “Como consecuencia de estos cambios (…) el rendimiento del valle bajó en promedio durante el periodo 1996-1998 en 57 %”.

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