jueves, 26 de mayo de 2011

Allende: a 38 años de su muerte


Luego de muchos años de dudas sobre si el expresidente chileno Salvador Allende se suicidó o no durante el golpe de estado de Pinochet, la justicia de ese país ordenó la exhumación de sus restos, pieza clave para un proceso judicial que busca aclarar las causas de su muerte en 1973


El caso de quien gobernó Chile entre 1970 y 1973 fue incluido entre 726 causas no aclaradas de violaciones a los derechos humanos durante el régimen de Augusto Pinochet y a raíz de eso fue objeto de una investigación especial.

El juez Mario Carroza solicitó la pericia para esclarecer las causas del deceso del ex mandatario, que según la autopsia realizada la misma noche del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 corresponde a un suicidio.

Esta tesis es avalada por la familia Allende al basarse en el relato del doctor Patricio Guijón, quien estuvo en el palacio de La Moneda al momento del ataque militar y ha sostenido siempre que presenció el momento en que el gobernante se disparó.

Sin embargo, la propia familia se mostró de acuerdo con la exhumación y la solicitó formalmente al juez Carroza, con el objetivo de llegar a una “certeza jurídica de las causas de su muerte”.

Develando el misterio

El 11 de setiembre de 1973, el entonces presidente de Chile, Salvador Allende, sufrió un golpe de estado encabezado por el General Augusto Pinochet. Como consecuencia de ello murió. Desde entonces, ha tenido lugar una fuerte discusión entre sus defensores y detractores sobre las causas de su fallecimiento.

De acuerdo con el doctor Patricio Guijón, de quien se dice fue la última persona que lo vio con vida dentro del Palacio de La Moneda, el expresidente se habría suicidado con un fusil de asalto AK-47 que el dictador Fidel Castro le habría donado en 1971.

Confundido por el humo, los disparos, las bombas lacrimógenas, y un incendio que se apoderaba del edificio, Guijón reconoció el cadáver de Allende por sus ropas y permaneció junto a él entre unos 15 a 20 minutos, hasta que los militares ingresaron al salón Independencia.

“Estaba con la metralleta entre las piernas, los brazos colgados y prácticamente sin cabeza, de las cejas para arriba era irreconocible, el resto de su cara se desprendía”, dijo el galeno.

Guijón, uno de los siete médicos que lo acompañaron en sus últimas horas, pasó varios meses detenido y luego bajo arresto domiciliario. El mundo izquierdista, dentro y fuera de Chile, lo convirtió en un virtual paria por asegurar que el mandatario no murió luchando.

Las últimas palabras de Allende no ofrecen una indicación definitiva sobre si murió enfrentando a los militares o por su propia mano: “Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”, dijo Allende desde La Moneda durante su último discurso, transmitido por radio Magallanes, unas tres horas antes de morir.

“Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano”, añadió.

La versión de Guijón coincide con la conclusión principal de la autopsia oficial de Allende practicada por la noche en el Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Militar, “presenciada por un reducido grupo de personalidades debidamente autorizadas por el señor Fiscal (que era militar)”, según se lee en el informe original firmado por los doctores Tomás Tobar y José Luis Vásquez, este último ginecólogo.

El documento añade que la causa de la muerte es la herida de una bala, “cérvico-buco-cráneo encefálica, reciente, con salida de proyectil” y que “el disparo ha podido ser hecho por la propia mano”.

Sin embargo, una vez que Augusto Pinochet dejó el poder apareció en Chile una serie de conjeturas de qué el expresidente no se habría suicidado como aseguran los militares.

Estas versiones sumadas al informe policial que describió cómo quedó el sitio donde murió el mandatario: el salón Independencia, en el segundo piso de La Moneda, y del Servicio Médico Legal Chileno, llevaron al juez Mario Carroza a ordenar la exhumación de los restos de Salvador Allende.

La senadora Isabel Allende, hija del exmandatario, dijo que por fin el Poder Judicial podrá determinar el contexto de la “confabulación previa” y de violencia extrema que habría llevado al suicidio a su padre.

Cabe señalar que entre los que respaldaron la tesis del asesinato estuvo el poeta chileno Pablo Neruda, Premio Nobel de literatura de 1971, que en sus memorias dijo: “Confieso que he vivido. A renglón seguido del bombardeo aéreo entraron en acción los tanques, muchos tanques, a luchar intrépidamente contra un solo hombre: el Presidente de la República de Chile, Salvador Allende, que los esperaba en su gabinete, sin más compañía que su corazón, envuelto en humo y llamas”, escribió.

Otro Nobel de literatura que piensa que el expresidente no se suicidó es Gabriel García Márquez, quien a su juicio Allende fue acribillado por los militares.

Por su parte, el ex fiscal estadounidense Eugene Propper, en su libro Laberinto (sobre el asesinato del ex canciller y exiliado chileno Orlando Letelier), dijo que “el capitán René Riveros era un héroe especial para algunos de sus colegas de las fuerzas armadas (chilenas) porque él fue quien mató a Allende en el asalto a La Moneda”.

¿A quién le convendría el suicidio?

Un suicidio de Allende convenía a Estados Unidos y a la dictadura de Pinochet para mostrar que su vía pacífica era un fracaso, mientras la ultraizquierda pregonó que su derrocamiento significaba que el camino era las armas.

Buena parte de la izquierda mundial, en tanto, acusó a Estados Unidos de conspirar para arruinar el experimento de Allende.

“Jóvenes de todo el continente creyeron que era posible” el cambio pacífico a partir de ese experimento, dijo John Dinges, autor del libro sobre Pinochet “Los años del cóndor”.

“Había cientos de miles, tal vez millones de militantes que querían reproducirlo (el modelo socialista). Eso fue lo que se hundió con Allende, más que ninguna otra cosa: Allende era un símbolo de la idea revolucionaria en Latinoamérica”, en plena Guerra Fría.

A 38 años de su muerte, sectores izquierdistas continúan creyendo que Allende fue asesinado, luego que los militares tomaron el palacio presidencial tras obtener la rendición de las 30 o 40 personas que quedaban en su interior, acompañando al mandatario.

“Saber si la tesis oficial del suicidio es la correcta o no, y si hay indicios que permitan dudar de esa tesis oficial, hacia eso apunta la investigación”, dijo el juez Carroza a la agencia Associated Press.

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