jueves, 9 de febrero de 2012

Conciertos… ¿para todos?

El Perú está de moda. Basta ver la lista de estrellas que llegaron el 2011 para confirmarlo, desde productos de marketing como Justin Bieber, hasta iconos como Paul McCartney. En el 2012 la agenda quema, pues están en negociaciones figuras como Madonna y Lady Gaga. Además de saber quién viene, la interrogante es por qué nuestro país (como Brasil y Argentina, mayores plazas del continente) no democratiza el precio de sus entradas…


Mientras en Argentina ver un show de Paul McCartney o de Madonna no es cosa del otro mundo, aquí los empresarios nos castigan con tickets que pueden llegar a costar más de mil dólares. Si el país vive una filosofía nacional de “inclusión social”, esta debería incluir a los sufridos fans que destrozan sus tarjetas de crédito para ver a sus ídolos. El gobierno de Alan García promulgó la norma que establece la eliminación del Impuesto Municipal y la rebaja del 30% al 15% del Impuesto a la Renta para los Espectáculos No Deportivos, ley impulsada por la congresista Luciana León. Pero lo cierto es que no se refleja en el bolsillo de los consumidores. Antes era el Estado el perro del hortelano que se llevaba más del 45% de las entradas (18% de IGV, 15% municipal, el 10% a Apdayc y otros); ahora todo apunta a los empresarios que buscan sacar el jugo a los bolsillos de los fanáticos. Y la rebaja del Impuesto General a las Ventas (IGV) de 19% a 18%, decretada por el ex ministro de Economía, Ismael Benavides, tampoco se vio en los boletos. Entonces… ¿qué ocurre? Simple pasión por asegurar el negocio.

En Brasil, Argentina y Chile, que reciben un flujo mucho mayor de artistas que Perú, hay conciertos con entradas a la mitad de precio que aquí, pero ello porque su mecanismo es: “menor precio y mayor cantidad de gente”. Es decir, apuestan por un negocio de 40 a 60 mil personas -con entradas a costo moderado- en vez de 10 a 20 mil con entradas elevadas.

Crisis de recintos

Ante esto hay que analizar una realidad: no hay recintos adecuados para megaespectáculos. El remozado Estadio Nacional recibe 55 mil personas y 385 palcos, pero no todo está habilitado. El Estadio de San Marcos puede albergar 77 mil, pero por su infraestructura no segura, Defensa Civil permite sólo 43 mil. El Estadio Monumental recibe 58 mil personas, más 21 mil en sus palcos suites, aunque la seguridad también es su calvario (recordemos el Caso Oyarce). Son los únicos recintos grandes del país. El Jockey Club alberga máximo 20 mil personas.

Los empresarios “aseguran el negocio”, pues no pueden apostar por conciertos de 50 mil personas. Las propuestas para cimentar el mercado de los conciertos en el país incluyen la participación del Estado (como en Argentina) o la inversión en crear recintos abiertos que permitan entradas generales (tipo campus) y no esa segmentación en hasta 10 zonas diversas, con diferencias de precios abismales, muchas pasando los mil soles.

Pero la cantidad de visitas también generó una crisis el 2011, pues no fueron pocos los conciertos que sufrieron “caída”, es decir, no llenaron. “Aerosmith” fue una muestra, aunque el precio alto de las entradas aseguró el negocio. Esta táctica se plasma cuando la maquinaria empresarial visiona un mal final en ventas y aparecen “ofertas” con rebajas de 20% y más, en las entradas. Esto muestra que los precios son inflados. Libre mercado, le dicen…

Son muchos los peruanos que, gracias a la Internet, sacan cuentas y prefieren viajar a Chile o Argentina (las plazas mayores más cercanas) para ver a sus ídolos. Incluyendo pasajes, les sale más barato y encima hacen turismo.

Las Redes Sociales y su comprobado poder se han convertido en vitrina para la queja de muchos en torno al tema de los altos precios en las entradas. Las soluciones apuntan a –como dijimos- inversión Estatal o recepción de inversionistas de afuera vía el Estado, así como creación de recintos para megaconciertos que permitan abaratar precios. Mientras tanto, los fans seguirán analizando y –con el dolor de sus corazones- decidir a qué concierto ir y cuál perderse, pues las tarjetas de crédito no aguantan más.

Pero, de que seguirán viniendo las “estrellas”, vendrán; de que el negocio seguirá, pues es un hecho. Porque en el Perú hay liquidez, capacidad de endeudamiento. Para bien y para mal, esta es una muestra de nuestro crecimiento económico, tan deseado pero no siempre justo para todos los peruanos…


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