lunes, 18 de abril de 2011

Transfuguismo puede tomar preponderancia


Durante el gobierno aprista el Congreso ha sido el poder del Estado que más escándalos ha generado. No por algo el 85% de personas desaprueba su gestión, según una encuesta publicada en el diario El Comercio.
En el 2006, el Partido Nacionalista tuvo 45 escaños y casi cinco años después ese número se redujo a 21. ¿Qué pasó? Simplemente que 24 de sus miembros se apartaron del partido que los llevó al Congreso para conformar otro grupo.
Según Fernando Tuesta Soldevilla, hoy en día el perfil del congresista que vendría a llamarse tránsfuga corresponde generalmente al de un parlamentario nuevo, que no ha tenido mucha experiencia política previa, que no ha pertenecido por mucho tiempo al partido que lo postula o que fue un ‘invitado’ dentro de la lista. “Antes un parlamentario difícilmente se iba solo, lo usual era que se desprendiera una tendencia o facción. Ahora la cosa es a título personal. Se sienten dueños de su curul y con vuelo propio, lo que es consecuencia de la precariedad de los partidos” enfatiza Tuesta.
Pero el debate sigue abierto: ¿Qué hacer con los tránsfugas? “Lo ideal sería que los partidos políticos tuvieran una ideología consistente a tal punto que sea casi imposible que un miembro los traicione”, sostiene Tuesta.
El también expresidente de la ONPE, se pregunta ¿cuál es la ideología, por ejemplo, de Solidaridad Nacional? ¿Alguien lo sabe? “Creo que por esa razón fundamental existe el transfuguismo en nuestro país”, refiere.

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