jueves, 9 de mayo de 2013

Acapulco: Sol, playa y violencia


Por años este balneario fue el predilecto de ricos y famosos. Hoy se ha convertido en una de las zonas más violentas de México.

Tras la violación de seis españolas el pasado febrero, el gobierno decidió incluir al Estado de Guerrero en la lista de zonas de alto riesgo a las que recomienda no viajar. Al convertirse el crimen en un escándalo internacional hubo una gran movilización para resolver el caso, hoy está cerrado con la detención de los seis autores confesos. 
Sin embargo, pocos días después otro turista belga fue asesinado y unas semanas más tarde, dos canadienses sufrieron un asalto. No en balde, en todo Guerrero hubo el año pasado 15.135 robos, 2.754 homicidios, 75 secuestros y 351 violaciones. La anulación de las reservas de 500 estadounidenses para su descanso de primavera –unos días antes de Semana Santa-, ha hecho poner las esperanzas del sector para los próximos días en el turismo nacional, principal fuente de ingresos de esta industria gracias a la proximidad de Acapulco con la Ciudad de México, Puebla o Querétaro. A mediados del mes de marzo, la ocupación hotelera en la urbe rondaba el 50%, según los datos oficiales.
Unos días antes de las vacaciones, los 950 alumnos del colegio toman clases en un polideportivo. Hace 15 días  secuestraron a un profesor y a su sobrina a la entrada del centro. Ocho días después sus cuerpos aparecieron muy cerca del colegio, emplazado en una parte alta de Acapulco, aislada del bullicio de la ciudad. Desde entonces, los alumnos estudian al aire libre. Cada grupo se organiza en torno a una mesa grande o recibe las lecciones sentado en las gradas del estadio de béisbol. Ni los padres ni los maestros quieren volver a las aulas. “Esto está peor que Colombia”, dice una madre que no quiere hablar por temor.
“Que tenemos problemas de violencia es cierto, lo reconocemos, pero estamos trabajando para salir adelante y en poco tiempo va a haber una mejor seguridad”, afirma el presidente municipal, Luis Walton. “Aquí hay dos frentes. La violencia y el problema social. No se puede resolver uno sin el otro. Estamos hablando de dos Acapulcos con realidades muy distintas: el Acapulco turístico y el de las colonias. Debemos garantizar seguridad en ambos”.
Para descubrir esa otra realidad no hace falta caminar más de cinco calles desde la avenida principal del puerto. De la fachada de la Secretaría de Protección y Vialidad Municipal todavía cuelga un crespón. Allí mismo mataron a un agente hace pocas semanas. Ahora los policías se esconden detrás de una puerta que solo abren para permitir la entrada y salida del personal. Dos camiones destartalados pero aún en circulación, vehículos oficiales del cuerpo, reposan en la calle haciendo guardia.
Pese a la puesta en marcha en octubre de 2011 del plan “Guerrero Seguro” destinado a fortalecer la vigilancia, esta parece no estar dando resultados.
Mientras las autoridades de Guerrero piden apoyo al gobierno nacional de Peña Nieto, una señora encargada de una tienda de comestibles limpia la sangre a la puerta del negocio tras el último tiroteo del día. (Agencia)

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