jueves, 23 de mayo de 2013

Brasil y el sueño dorado de las oportunidades

El Mundial, los Juegos Olímpicos y una economía que crece y se sitúa entre las primeras del mundo. Esas son algunas de las noticias que más se oyen últimamente sobre Brasil y que en los últimos años han llevado a muchos a hacer las maletas para buscar suerte en el gigante latinoamericano.


Sin embargo la creciente demanda de mano de obra ha expuesto a inmigrantes de varias nacionalidades a condiciones de trabajo análogas
a la esclavitud, contraer grandes deudas con los empleadores, hacer largas jornadas de trabajos forzados y padecer condiciones laborales degradantes.
De hecho, el número de extranjeros rescatados en el país por trabajos que se acercan a la esclavitud ha aumentado en los últimos años, asegura el coordinador del programa de Erradicación del Trabajo Esclavo -un ente asociado al Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE)-, Renato Bignami.
Según Bignami, desde 2010, cuando comenzaron las operaciones de combate al trabajo esclavo dirigidas exclusivamente a extranjeros, 128 bolivianos y un peruano fueron rescatados solo en el Estado de Sao Paulo, el que concentra el mayor número de trabajadores foráneos en el país.
A todos ellos se les encontró en talleres de costura ilegales, generalmente trabajando en empresas subcontratadas por marcas textiles reconocidas como Zara, Cori, Emme o Luigi Bertolli.
Bolivianos, paraguayos y peruanos
Bignami estima que cerca de 300.000 bolivianos, 70.000 paraguayos y 45.000 peruanos viven en la ciudad de Sao Paulo, la mayoría trabajando en condiciones similares a la esclavitud.
Y además de los 128 bolivianos y un peruano rescatados en Sao Paulo, cerca de 80 paraguayos fueron encontrados en dos haciendas del Estado de Paraná, al suroeste de Brasil, en dos operaciones desarrolladas desde octubre del año pasado, según información de la ONG Repórter Brasil, que investiga el tema desde hace más de una década.
La punta del ‘iceberg’
Para Luiz Machado, coordinador nacional del Programa de Combate al Trabajo Forzado y el Tráfico de Personas de la Organización Internacional del Trabajo, el número de extranjeros rescatados no ilustra la verdadera realidad porque los trabajadores tienen miedo de ser encontrados, por lo que hay pocas denuncias.
“Solo es la punta del iceberg”, afirma Machado.
Poniendo a los bolivianos como ejemplo, Machado asegura que los trabajadores son reclutados en Bolivia y atraídos por falsas promesas de empleo.
Una vez en la ciudad de destino, la mayoría de las veces en Sao Paulo, están endeudados con los costos del viaje y “acaban esclavizados, con la libertad cercenada por las deudas y las amenazas”.
Las inspecciones realizadas en los talleres de costura exponen un escenario degradante. Los inmigrantes trabajan hasta 16 horas diarias, de lunes a sábado, amontonados en salas claustrofóbicas. Comparten pequeños alojamientos improvisados instalados junto a los talleres, sin las condiciones adecuadas de higiene y ganan cerca de 300 reales mensuales (unos US$150), sobre los cuales son aplicados descuentos relativos a los gastos de alimentación, residencia y por el viaje hecho a Brasil.
Como las denuncias son poco habituales, Bignami asegura que la mayor parte de los 50 talleres clausurados hasta ahora en Sao Paulo son consecuencia de largas investigaciones. (BBC)

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