jueves, 9 de mayo de 2013

Consejos para no engordar en invierno


El frío nos tapa, nos llena de abrigos y la balanza pasa a segundo plano por unos meses. Pero si cuidamos la figura, evitaremos tener que duplicar esfuerzos cuando llegue el verano. Aquí algunos tips.

Con el frío, algunos hábitos alimenticios se modifican y las ganas de ir al gimnasio o de salir a correr se evaporan. Y es comprensible. Sin embargo, no engordar en invierno es posible. 
En primer lugar, es importante comprender que si mantenemos un buen estado físico durante el invierno, no tendremos que apurarnos a adelgazar en verano. Asimismo, el cuerpo no sufrirá fluctuaciones de peso que tanto pueden perjudicar la salud.
Debemos recordar que las verduras existen y, a pesar de que las ensaladas frías se alejan de la mesa, ésta no es la única forma de incorporarlas a la dieta. Podemos preparar verduras asadas, al vapor, en budines, soufflés o ensaladas calientes con verduras grilladas.
Según el chef Carlos Montoya también es de utilidad volver a la sopa, una preparación de gran volumen y que no aporta muchas calorías, sino más bien agua, sobre todo si se elabora a base de verduras. “Utilizar la sopa como primer plato y beberla antes de comer reduce el apetito y permite disminuir las calorías ingeridas en el resto de la comida”, sostiene Montoya.
“Otra opción que usted puede echar mano son las pastas y legumbres que suelen reaparecer en la dieta y es importante derribar mitos y dejar de temerles. Lo único que debemos hacer es controlar las porciones que ingerimos e intentar acompañar estos alimentos con hortalizas. Por ejemplo, podemos preparar una pasta con brócoli y unas legumbres con calabaza y zanahoria. Además, recurrir a salsas naturales, elaboradas a base de tomate, caldos o espinacas... Son una buena estrategia para reducir calorías, así como reemplazar la crema de leche por salsa blanca o queso crema”, agrega.
En cuanto a las frutas, nada mejor que prepararlas en compotas o asadas. Tomar conciencia de que las frutas y verduras de temporada son las que proveen los nutrientes necesarios para prevenir enfermedades como la gripe u otras específicas del invierno.
Reemplazar los lácteos enteros por descremados, las carnes grasas por las más magras y el azúcar por edulcorante son otros de los recursos que no debemos olvidar.
Movete, chiquita, movete
No abandonar la actividad física. De lo contrario, te costará más regresar cuando llegue el verano y, en pocos meses, no podrás lucir un cuerpo listo para el traje de baño. Por eso, piensa que durante el tiempo que entrenas incrementas el calor corporal, mejoras el estado de ánimo y compensas los cambios de la dieta que suelen producirse en invierno.
Recuerda que tu cuerpo agradecerá que le dediques tiempo todo el año. Notarás los beneficios cuando, al llegar al verano, no te veas obligada a implementar una mágica operación bikini.

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