jueves, 14 de julio de 2011

La crisis de la carne y el boom del pescado

Los datos son crudos y claros. Argentina en los primeros cinco meses del año exportó 66.000 toneladas de carne, mientras que en ese mismo periodo envió al exterior 145.000 toneladas de pescado y productos del mar. Más del doble


Argentina es conocida históricamente en el exterior por el tango, el fútbol y la carne. Ahora, quizás lo sea por su pescado. Un producto, que sin embargo, prácticamente no se consume dentro del país.

Tal situación se debe a que mientras que la producción ganadera para otros mercados viene en caída en los últimos tres años, la industria del pescado va en ascenso.

Desde 2006 el gobierno argentino empezó a introducir licencias de exportación para los productores locales en un intento de reducir el valor de la carne para consumo interno. Igualmente, muchos productores han incursionado en otros campos como la siembra de soja (de alta demanda en China), el cual ha sido más rentable.

El resultado es que hace cinco años en Argentina había unas 58 millones de cabezas de ganado, hoy en día hay unas 48 millones de acuerdo a las estadísticas oficiales.

Según señalan los actores del sector, la baja es equivalente al total del stock de bovinos de Uruguay.

Precios

En una reciente entrevista con BBC Mundo, Carlos Puyol, consignatario de haciendas, sostuvo que la reducción de las exportaciones se dio porque se pensaba que habiendo una mayor oferta se lograría bajar los precios de la carne dentro del país, sin embargo sucedió todo lo contrario, ya que lo único que se consiguió fue perjudicar la productividad.

El objetivo del gobierno del expresidente Nestor Kirchner, y su sucesora, Cristina Fernández de Kirchner, ha sido combatir la inflación en el valor de la carne que consume el argentino.

Pese a su abaratamiento, el consumo interno del producto bovino en la población se ubicó el año pasado en el valor más bajo en una década, 56,7 kilos por habitante (en 2009 fue de 68 kilos).

No obstante, para el sector productor, la menor venta de carne en el exterior se puede llegar a ver compensada por la variación de los precios internacionales.

Pese a que se colocaron menos kilos de carne entre enero y mayo de 2011 frente al mismo período del año anterior, el valor de venta subió 18% al ubicarse en US$546 millones.

El boom del pescado

Mientras los exportadores de carne pasan por una serie de problemas, lo mismo no se podría decir de los que venden pescado al extranjero, quienes en los últimos años han duplicado sus colocaciones.

Para Oscar Fortunato, presidente del Consejo de Empresas Pesquera Argentinas (CEPA), si solo el 7% de lo que pescamos colocaríamos en el mercado nacional saturaríamos la demanda.

Como pudo comprobar BBC Mundo, los argentinos casi no consumen pescado en su dieta diaria.

En los primeros cuatro meses de 2011, el sector pesquero percibió más de US$400 millones al proveer la demanda de lugares como Brasil, Asia, el Caribe y Europa. El ingreso obtenido es 39,8% superior al mismo período de 2010.

Sin embargo, en el sector afirman que la situación tampoco es necesariamente buena, ya que al depender solo de las exportaciones se tiene la amenaza de los vaivenes de los precios que algunas veces caen originando cuantiosas pérdidas al gremio.

Los empresarios pesqueros además han tenido que lidiar con alzas en el costo de la mano de obra (casi 80%), combustible y pagos por refrigeración.

“Además no contamos con el mercado interno porque el argentino consume poco pescado. A diferencia de la carne que sí puede trabajarse para el mercado local”, asevera el presidente de CEPA.

De acuerdo con Fortunato, el crecimiento del volumen pesquero en este momento está asociado a la crisis de la carne, “aunque dicha situación no tiene ninguna relación, ya que son mercados completamente diferentes”.

Sin embargo, no deja de ser interesante observar cómo van mutando las ofertas del país hacia el exterior, y la percepción sobre los productos como marcas.

La emblemática carne argentina viene perdiendo peso en el mercado internacional, a diferencia del pescado, pese a sus propios problemas de producción.

Solo falta que Argentina empiece a exportar beisbolistas en vez de futbolistas.

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