jueves, 5 de julio de 2012

¿Nuestras FF. AA están desprotegidas?


Tras una denuncia que acusaba las nefastas condiciones en las que se encontraban varios lotes de chalecos antibalas que usan nuestros soldados contra la lucha subversiva en el VRAE y las irregularidades en su compra, el Congreso encargó una Comisión especial para investigar dichas anomalías. Los resultados fueron peor de los que esperábamos.

Una denuncia periodística publicada en Caretas indicaba que había irregularidades al momento en que se adquirieron los chalecos antibalas que usan nuestros valerosos soldados, combatiendo a los hermanos Quispe Palomino, en la espesura de los Valles de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE). Además de esto, señalaba el pésimo estado en que se encuentran dichos chalecos, al no ser lo suficientemente adecuados para las balas que usan los subversivos en dicha zona del país.
Esta denuncia hizo que el Congreso, en el mes de abril, decidiera conformar una Comisión especial que se dedicara exclusivamente a investigar las presuntas irregularidades en el blindaje de los 1,000 chalecos antibalas que fueron adquiridos.
La semana pasada, la Comisión del Congreso que investiga estas irregularidades, confirmó que encontraron anomalías, negligencias y delitos en el proceso, por lo que pondrá a disposición de la Fiscalía y la Contraloría sus resultados finales.
Luz Salgado, presidenta de este grupo investigador, dio a conocer que la compra no siguió los patrones establecidos, ya que se hizo pasar como una compra al extranjero, cuando en nuestro país también hay proveedores que venden estos chalecos. 
Pero hay más. Según la misma parlamentaria también se hallaron firmas falsas en los documentos de distribución de los chalecos, además de un documento presuntamente fraguado, en el que se establecía que el pago iba a ser al contado, cuando en el trato inicial se acordó hacerlo en dos partes.
También informó que la compra se había delegado a una dependencia militar que carecía de las competencias necesarias. 
Luz Salgado responsabilizó de estos hechos al ex comandante general del Ejército, Otto Guibovich, porque los accesorios fueron comprados durante su gestión.
“Confió en las Fuerzas Armadas”
Más allá de que si hubo o no actos irregulares, que se deben castigar, al momento de la compra de esos 1,000 chalecos, lo que debemos preguntarnos es qué tan adecuado para un efectivo militar o policial son estos chalecos en una zona tan accidentada y cálida como el VRAE.
De acuerdo con el general (r) PNP Alberto Jordán, quien participó en el “moqueguazo”, llevar chalecos antibalas en las zonas de patrullas es un ejercicio muy arduo y dificultoso, ya que estos pesan alrededor de 9 a 10 kilos que son las necesarias para soportar las balas de calibre 7.5 que usa la subversión. Por esa razón, dice, los efectivos no lo usan. “Ellos prefieren usar su morral, que es una bolsa pequeña, donde tienen sus municiones y armamento”, cuenta el oficial. 
Como se sabe, el VRAE al ser una zona alto montañosa obliga a una patrulla para poder realizar un eficiente trabajo de vigilancia tener que moverse de un lado a otro, por lo que usar un chaleco antibalas con ese peso es una barbaridad. El general retirado lo sabe, de ahí que critique a aquellos que manifiestan lo contrario. “Una cosa es lo que se ve en las películas de guerra y otra es la realidad”, dice.
Según Alberto Jordán, la mejor manera de protegerte es llevar tus buenas municiones y tu buena arma. Buenos zapatos, buena ropa. “Se puede usar el chaleco en un vehículo. Pero en el bosque, ni hablar. Un fusil pesa 3 kilos y medio, más el chaleco que pesa 9 kilos. Es demasiado. La gente piensa que el VRAE es el jardín de su casa, pero no es así”, señala.
Jordán refiere que comprar chalecos antibalas es un tema bien delicado, ya que se tiene que tomar en cuenta el mantenimiento, porque estos están hechos de un material conocido como keblack que no permite que la bala ingrese al cuerpo, y que se conserva bien en lugares que no son húmedos. 
Sobre la variedad de chalecos que existen en el mercado, el general refiere que no puede señalar cuál de todos ellos son mejores, porque cada institución tiene sus propias especificaciones técnicas. “En cada instituto armado hay personas que conocen del tema. Y si no lo hay, se pide ayuda de expertos. En el país hay varios. Pero las compras se tienen que hacer con transparencia, y eso es lo que nos falta”, manifiesta el policía en retiro.
Para Jordán, si no queremos que nuestros policías y militares sigan muriendo debemos invertir en seguridad interna. “Eso está claro. Yo confío en las Fuerzas Armadas. Se deben comprar armas para nuestra defensa. Debemos tener lo necesario”, sostiene el oficial policial.

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