jueves, 7 de junio de 2012

TABACO: Una muerte lenta



Según CEDRO, los niños desde los 9 años en el país ya están fumando. Un hecho que los expone a 56 tipos de cáncer. 

Alex Lara, ex fumador y alcohólico, es hoy un muchacho que trabaja para la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo. Ayuda a los jóvenes de dicha organización a dejar las drogas, el alcohol, el cigarrillo, y todo tipo de vicios. Sin embargo, su vida tiene mucho qué ofrecernos como ejemplo de perseverancia y fuerza de decisión. 

“Me llamo Alex Lara Silva y tengo 21 años. Yo empecé a fumar a los 12 años. No solo fumaba, también me envicié con el alcohol. Fui influenciado por mi tío para fumar. Él me invitó mi primer cigarro. Al día solía fumarme entre 5 y 6 cigarrillos. Con el dinero que ganaba satisfacía mis vicios”.
Alex nos comenta que estuvo sumido en el cigarro y el alcohol por un período aproximado de 6 largos años de angustia y depresión.
“Yo estuve atrapado en ese vicio hasta los 18 años. Es decir, fueron seis años los que yo estuve dependiente del cigarro y el alcohol. Llegué a salir cuando “toqué fondo”, ya que comencé a sufrir de una enfermedad, debido al cigarro, que me hacía doler la columna. También tenía fuertes dolores de cabeza. Aparte, no conseguía dormir. Por eso decidí salirme de ese mundo. A consecuencia de esto, mi tía me trajo a la iglesia. Yo necesitaba salir de ese “pozo” y me armé de mucha fuerza de voluntad. Todo mi proceso de rehabilitación duró cerca de tres meses. A la primera persona que debo agradecer es a Dios, luego a los pastores que siempre me apoyaron bastante y a mi tía, que fue quien me trajo a la iglesia. Actualmente soy líder de un grupo de los jóvenes de la Comunidad Cristiana desde donde apoyo a los muchachos que pasan por lo mismo que yo sufrí. No solo les doy palabra, sino experiencia”.
“Fumaba porque me sentía vacío”
El testimonio de Frank Vila Cóndor, joven de 23 años, ex fumador y drogadicto, también es impactante. A los 18 años de edad ya había probado desde el cigarrillo hasta el terokal. Ésta es su historia.
“Yo he tenido varios vicios. A los 12 años probé mi primer cigarro. Luego a los 16 opté por la marihuana, la pasta básica y el terokal. Mi inicio con los vicios no se dio por la presión de los amigos, sino porque quería experimentar, tenía curiosidad.  Además, me sentía vacío. No encontraba amor en mi hogar. Había muchos problemas en mi casa. Siempre tenía fisuras con mi papá, porque cada vez que él discutía con mamá yo salía en defensa de ella. Por otro lado, yo me sentía un poco menospreciado. Es por eso que comencé a probar este tipo de sustancias”.
Frank si bien al inicio no tuvo la presión social, después si lo tuvo, lo que le llevó a continuar consumiendo dicha sustancia creyendo que este vicio lo alejaría de sus problemas. Sin embargo no fue así. “Yo no sentí nada de lo que creía que iba a sentir. Pero igual, debido a que quería buscar nuevas experiencias, seguí consumiendo el cigarro. Llegué a consumir cajetillas enteras en una sola noche, cuando estaba en las fiestas. Durante el día, recuerdo que me fumaba hasta cinco cigarros.  Así comencé, hasta que a los 16 años un primo mío me invitó marihuana que consumí por varios años. Luego le entré a la pasta básica y, cuando no tenía dinero ni para el cigarrillo, ni la marihuana, ni para la pasta, consumía terokal. Fueron, aproximadamente, siete años los que estuve atrapado en todos estos vicios. El cigarro puede llegar a desequilibrarte, con decirte que incluso quise suicidarme. Sentía que mi vida no tenía sentido. Yo estaba muy hundido en mis vicios. Hasta que una de mis tías me invitó a la iglesia y allí, pude experimentar lo que los vicios no me dieron, es decir, tener una razón para vivir. Es algo que no puedo explicarlo con palabras. A partir de ese día, en el que el pastor me habló de una nueva vida y Dios me tocó, no he vuelto a probar ningún tipo de drogas. Nunca me interné en ningún centro de rehabilitación y mi proceso duró dos meses. Luego de eso, no he vuelto a recaer. Actualmente soy camarógrafo en la Comunidad Cristiana y ayudo a muchos jóvenes que, al igual que yo, quieren dejar esa vida que, a la larga, solo te llevará a la muerte”. 
Así como Alex y Frank, son muchos los niños entre los 9 y 12 años que ya están probando alguna sustancia nociva como el tabaco o la marihuana. 
Estudios realizados por CEDRO afirman que en el Perú, el tabaco sigue siendo la segunda droga más consumida en nuestro territorio. Además de ello, esta misma entidad, en investigaciones realizadas, dan a conocer que, aproximadamente, seis millones de personas mueren al año debido al consumo del cigarrillo.
Por otro lado, se encontró que, en el Perú, en nueve de cada 10 hogares pobres del país se destinaba el 6.2% de los ingresos familiares (ya insuficientes) a la compra de tabaco. 
“Los datos señalan que si se mantienen las tendencias actuales, el consumo de tabaco matará para el 2030 a 10 millones de personas al año, siendo que la mayor parte de las muertes -7 de cada 10-  ocurrirán en países como el nuestro”, informa CEDRO.

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