jueves, 16 de agosto de 2012

Las redes sociales también transforman la vida rural


Cuando uno piensa en el “boom” de las redes sociales suele asociarlo a la vida urbana, donde millones de personas se la pasan con la cabeza enterrada en sus computadoras y celulares, enchufados al mundo virtual.

Pero la explosión de las conexiones a través de la Red no solo ha cambiado la manera de interactuar en las grandes ciudades. También las zonas rurales, tradicionalmente más remotas y desconectadas, están siendo transformadas por la aparición de estas nuevas herramientas tecnológicas.
Este impacto se siente con claridad principalmente en los países de América del Sur, uno de los continentes del mundo con mayor penetración de las redes sociales.
Un indicio de la popularidad que adquirieron las redes sociales en el campo es la aparición de sitios específicamente pensados para productores agrarios.
Plataformas como la española Agro 2.0 (creada en 2008 para “motivar el intercambio entre las tecnologías de la información y el sector agrícola”) agrupan a campesinos hispanohablantes de Europa y América Latina.
A finales de 2011 el Cono Sur tuvo su propia red social rural: Sojabook, un sitio creado por el argentino Mariano Torrubiano, que mezcla modalidades de las dos redes sociales más populares del mundo, Facebook y Twitter.
En solo unos meses el sitio atrajo a más de 13.000 usuarios.
Torrubiano dice que redes sociales como la suya están transformado la vida de muchos productores rurales, permitiendo un contacto entre campesinos de todo el mundo que hace pocos años hubiera sido imposible de imaginar.
Uniendo el campo y la ciudad
Joao Ortiz es un brasileño que trabaja para una empresa especializada en bioingeniería y agronegocios. “Mi empresa está en Sao Paulo, un centro urbano altamente industrializado, pero mi público vive a kilómetros de distancia, en el campo”, cuenta.
“Gracias a las redes sociales pudimos no solo acceder a nuevos clientes en estados distantes de Brasil sino también conectarnos con productores rurales y empresas en Argentina, Venezuela, Uruguay, Estados Unidos e incluso con un estanciero de Europa del este”, afirma.
No solo el comercio rural se ha beneficiado gracias a las conexiones virtuales que permite internet. Muchos hombres y mujeres del campo también usan las redes para educarse e informarse sobre nuevas tecnologías y métodos de trabajo.
El chileno Juan Roberto Aguirre es técnico agrícola y proviene de una familia de agricultores en Melipilla, en la región metropolitana de Santiago.
Hace dos años Juan y su esposa comenzaron a producir una serie de videos educativos que ilustran cómo trabajan diferentes productores agrarios y ganaderos.
Primero los transmitieron a través de Facebook. Ahora la serie, titulada Punto Rural, es un éxito en Sojabook.
“Quisimos mostrar cómo trabajan las personas en distintas partes. Incluso aquí en Chile es muy diferente como se trabaja en cada región y ahora alguien que está lejos, incluso en otro país, puede aprender cosas nuevas”, explica.
Conectados
Más allá de cómo han transformado el comercio y la educación en las zonas rurales, quizás donde más se sienta el impacto de las redes sociales es en la comunicación del día a día.
“Hace unos años la única forma de comunicarse con un vecino era a través de la onda corta o la radio del pueblo”, dice Lorena del Río, una productora agrícola-ganadera de San Miguel del Monte, en la provincia argentina de Buenos Aires.
“Ahora todo el mundo tiene teléfonos inteligentes y computadoras en la casa”, relata.
Esta hiperconectividad ha permitido a Del Río y a sus vecinos de zonas cercanas organizarse de manera virtual para cuidarse mutuamente.
Las redes sociales también han permitido a la agrónoma ahorrarse miles de kilómetros en viajes.
Del Río es delegada regional de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Gracias a Facebook en vez de reunirse con sus pares en persona suele comunicarse con ellos a través de un grupo privado creado en el sitio virtual, y así puede estar al día con lo que pasa en el resto del país sin moverse de su casa.
Brecha digital
Si bien es notable cómo internet y las redes sociales han modificado, en muy poco tiempo, la vida de muchos hombres y mujeres del campo, lo cierto es que esta transformación no es uniforme en toda Sudamérica.
Todavía hay muchas zonas rurales que no tienen conexión al mundo digital y a la telefonía celular (o siquiera a necesidades más básicas, como electricidad y agua corriente).
Incluso en países en donde las redes sociales más están creciendo, como Argentina, el panorama es muy diferente en la llamada región pampeana, que concentra la mayor cantidad de terreno rural, y en el norte o en el sur. En otras regiones la brecha digital aún es más pronunciada. 
María Braga, veterinaria y productora agrícola en Uruguay, dice que en ese país son muy pocas las áreas rurales que tienen conexión a internet o a la red de telefonía celular.
“Vivo en Flores, a solo 190 kilómetros de Montevideo, pero solo puedo acceder a las redes sociales cuando voy a trabajar a la ciudad”, sostiene.

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