jueves, 16 de junio de 2011

El mundo andino y la Fiesta del Inti Raymi


La festividad más tradicional del mundo andino cada año concita mayor atención, tanto que ahora no solo se celebra en el Cusco, sino también en Huánuco y en el norte de Ecuador. Los 100 años de Machu Picchu le han dado este 2011 un tamiz especial


La tradicional Fiesta del Sol, este año probablemente debido a la cercanía de los 100 del descubrimiento de Machu Picchu, ha concitado un mayor interés en los nacionales y extranjeros.

De acuerdo con la Empresa Municipal de Festejos del Cusco (EMUTEC), las entradas para observar esta festividad ya están agotadas, a pesar que se habilitaron más de 3,500 butacas con relación al año pasado.

La Fiesta del Inti Raymi o Fiesta del Sol como también se le conoce, actualmente se celebra en la Fortaleza de Sacsayhuaman, ubicada a 3671 msnm, el 24 de junio, fecha en la que también se celebra el Día del Campesino. El Inti Raymi se estableció en el calendario de festividad del Cusco desde 1944 gracias al entusiasmo del doctor cusqueño Humberto Vidal Unda.

Sin embargo, esta festividad no siempre se realizó en Sacsayhuaman.

Antiguamente cuando el Cusco era solo habitado por la familia real, los sacerdotes y los personajes importantes del imperio la celebración religiosa se realizaba todos los años en la Plaza Principal de la ciudad.

Según cuenta el doctor Vidal, en aquellas fechas en la víspera de la celebración, se concentraban en la plaza principal del Cusco los personajes más importantes del imperio, allí estaban los generales, príncipes, gobernadores y el mismo Emperador Inca, todos finamente ataviados, empuñando sus escudos y sus cetros.

En la oscuridad, la multitud esperaba con gran respeto y en profundo silencio, la aparición del Sol.

El Inca, los sacerdotes y el pueblo, le rendían homenaje al Sol. Le agradecían por las cosechas y le pedían que vuelva a fecundar la tierra y que continuara dando bienestar a los hijos del Tahuantinsuyo.

Para ello se encendía el juego sagrado y el Inca Emperador brindaba con el Sol. Además, se sacrificaba una llama y sus órganos internos eran usados para predecir el futuro.

De acuerdo con el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), el Inti Raymi era una de las cuatro festividades más importantes del Cusco. Esta se iniciaba la mitad del año y duraba 15 días, en los cuales había bailes y sacrificios de animales. El último Inti Raymi con la presencia del emperador inca fue realizado en 1535.

Con la llegada de los españoles, esta festividad fue prohibida durante toda la colonia y parte de la república, aunque se dice que los indígenas secretamente seguían conmemorándolo. Recién en 1942 se volvió a retomar dicha costumbre.

Actualmente la Fiesta del Sol goza de un guión documentado, se lleva a cabo en la explanada de Saqsaywaman y últimamente en escenarios como el patio del templo del Qoricancha y la misma plaza del Cusco, desde donde la comitiva real se traslada hasta la Fortaleza de Saqsaywaman donde se ha instalado tribunas para dar facilidad a los visitantes y el público local.

El año pasado, dicha festividad concitó el interés de más de 100 mil personas que se encontraban tanto en el interior como el exterior de la Fortaleza de Saqsaywaman.

No solo en Cusco

La Fiesta del Inti Raymi no solo se celebra en la Ciudad Imperial. Desde hace cinco años también en el departamento de Huánuco.

En esa región, en la Pampa del Sol, provincia de Dos de Mayo, la festividad al igual que del Cusco concita el interés de cientos de personas. El año pasado, por ejemplo, asistieron cerca de 30 mil turistas.

Pero no solo en el Perú se realiza esta tradicional fiesta andina. Últimamente también en el Ecuador.

En el país del norte, la celebración andina, de agradecimiento a la tierra y al sol por las cosechas, se extiende desde el pueblo Cayambi, en Pichincha, hasta los Otavalos, Natabuelas y Karankis, en Imbabura.

En el Ecuador las celebraciones incluyen coloridas representaciones teatrales populares de enorme dinamismo, con personajes mitológicos como el Aya Uma, líder espiritual de los pueblos, protector de la naturaleza, administrador de las energías espirituales de las montañas y personaje principal de estas representaciones, quien lleva un vestuario multicolor donde cada elemento tiene un especial significado.

Asimismo se realizan grandes rituales de danza, música y un espectacular despliegue de color en los atuendos y trajes de los actores, a quienes se suma la mayoría de la propia población. Uno de los eventos más impresionantes del ritual es la masiva “toma” de la plaza principal del pueblo, donde se movilizan grandes grupos de danzantes organizados por las propias comunidades, quienes siguen un impecable libreto expresado en cantos, gritos y movimientos especiales. A la toma de la plaza le sigue una “Pelea Ritual” y todo termina en una gran fiesta popular con bailes, música y abundante comida y bebida, incluida la “chicha” de maíz o “jora”. Parte del clímax de la fiesta son los “regalos sagrados” y en especial los castillos pirotécnicos que representan la fuerza de la luz, el fuego y el poder.


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