jueves, 30 de junio de 2011

Los pobladores flotantes


Descendientes de los primeros pobladores del altiplano, los Uros han sabido mantener las tradiciones de sus antepasados. Con majestuosa habilidad, siguen conservando vivas estas islas flotantes, que hoy es visitada por cientos de turistas nacionales y extranjeros

Si bien los últimos acontecimientos que vive Puno nos pudiera hacer pensar que es una zona peligrosa para visitar, pues nada más alejada de la verdad.

Más allá de las diferencias políticas que pudieran existir entre la población de esta región y el gobierno central, la gente de esta zona es muy laboriosa y pacífica. El creciente número de turistas que llegan a Puno así lo demuestra.

Este departamento no solo se caracteriza por la calidez de su gente y sus restos arqueológicos, sino también por la habilidad de un pueblo que ha sabido sacarle provecho a la naturaleza para hacer cosas extraordinarias.

En el Lago Titicaca, que es el más alto de mundo, viven sobre unas islas flotantes unos peculiares pobladores llamados los Uros.

Conocidos también como los Kotsuña, estas personas cuyos orígenes se remontan a épocas anteriores a los incas han logrado construir sus hogares sobre islas flotantes que ellos mismos han hecho con sumo cuidado.

La leyenda urbana asumía que las islas de los Uros flotaban mágicamente, sin embargo se conoce que estas flotan debido a los bloques de totora que han sido utilizadas para su construcción, que al entrar en descomposición con el agua producen gases, que al quedar atrapados en la maraña de raíces ayudan a la flotación.

Los Uros por encima de estos bloques de raíces, colocan sucesivas camadas de totora seca, sobra la cual construyen sus habitaciones con el mismo material. Los hombres de esta comunidad con el correr del tiempo, entretejen sus raíces, formando una capa natural llamada Khili. Para su mejor conservación, los Uros, sus habitantes, tienen un constante trabajo en echar más plantas de totora de uno a dos meses, de esta manera, evitan la desintegración de las islas. El espesor de las islas es de uno a dos metros y su base puede ser destruida por fuertes tempestades en épocas de lluvia. Recientemente han comenzado a utilizar calaminas en los techos, a los que han cubierto con esteras de totora, para conservar el aspecto característico de las chozas, para mejorar el aislamiento térmico y con fines turísticos.

Las islas flotantes así construidas son ancladas al fondo, por medio de palos que atraviesan el piso de la isla y están clavados en el fondo. La mayoría de las islas se encuentran dentro del área de la Reserva Nacional del Lago Titicaca.

Los hombres son hábiles constructores y conductores de balsas de totora y las mujeres son expertas tejedoras. En los comienzos del siglo XXI han dirigido sus actividades al turismo. Se han convertido en un punto obligado en el recorrido de los turistas que pasan por Puno. Los isleños se movilizan únicamente en balsas. Mantienen la tradición de la pesca artesanal, especialmente del carachi y el pejerrey, cuando la pesca es abundante conservan los peces secándolos al sol. También se dedican a la caza de aves silvestres.

Sus orígenes

Algunos estudios sostienen que los Uros llegaron desde la Polinesia y constituyen un grupo humano diferente al de los aymaras y quechuas, que predominan en la región.

Se piensa que el primer local donde se instalaron fue en las márgenes del Lago Uro-Uro, en lo que actualmente es territorio boliviano. Posteriormente, huyendo del asedio de los conquistadores incas, encabezados por Pachacutec se refugiaron en las islas flotantes. Los pobladores con el tiempo fueron perdiendo la pureza étnica, mezclándose con los quechuas y con los aymaras, habitantes de las márgenes del Lago Titicaca. En 1970, murió la última mujer uro. Por esto los habitantes actuales de las islas flotantes todavía practican algunas de sus tradiciones ancestrales, pero con significativa influencia aymara.

Se presume que el pueblo que habitó los Uros descendía de los Pukinas, una de las comunidades más antiguas de América. Ellos se consideran dueños del lago y del agua; además, dicen tener la sangre negra debido a lo cual no podían ahogarse ni sentir frío en las noches de invierno.

Ubicación

Cuarenta minutos, en promedio, se demora en llegar a una de estas islas flotantes partiendo del Puerto Lacustre que está a una altitud de 3,812 msnm. Son más de 300 las familias que conforman esta comunidad y viven en un promedio de 50 islas regadas a lo largo y ancho del Lago Titicaca.

Cada una de ellas habitada por 50 personas, siendo la Uros Chulluni la más grande. Otras como Santa María, Paraíso, Toronipata son las más visitadas por los turistas.

A pesar de encontrarse lejos de la civilización, los Uros no están aislados del mundo, por el contrario, en sus islas tienen televisores, radios, celulares y computadoras.

También están interconectados, impulsados por la creciente presencia de turistas, por ello el comercio se ha convertido en una de sus principales fuentes de ingreso. Ahora las islas son un punto obligado en el circuito que realizan los turistas que visitan Puno y el Lago Titicaca. Este intercambio ha influido en que las nuevas generaciones vean cada vez más atractiva la vida en tierra firme atraídos por las comodidades.

Felizmente, la mayoría apuesta por mantener sus costumbres ancestrales.

DATOS

1.- Las islas tienen una temperatura promedio en las noches de 10º C gracias a la acción reguladora del agua del lago que al recibir los rayos del sol durante el día acumula el calor, que luego en las noches distribuye uniformemente por toda la zona, de ahí que no haga mucho frio.

2.- De acuerdo con la Dirección Regional de Turismo de Puno, en el 2010 unos 800 turistas, tanto nacionales como extranjeros visitaron las islas de los Uros.

3.- De los turistas extranjeros, la mayoría eran norteamericanos y españoles. De Sudamérica destacan los chilenos, bolivianos y argentinos.

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