jueves, 2 de junio de 2011

Fósil de 20 millones de años asombra al mundo

Cerebro fosilizado encontrado en Amazonas demostraría que en Sudamérica mamíferos de gran tamaño vivieron durante el periodo Mioceno


El reciente hallazgo de un cerebro fosilizado de aproximadamente 20 millones de años de antigüedad en la región de Amazonas, en el norte del Perú, viene asombrando al mundo, tanto es así que la prestigiosa agencia de noticas BBC Mundo le dedica un artículo en su útima edición.

De acuerdo con este medio, el hallazgo de este fósil constituye la confirmación de que en Sudamérica existió en el periodo Neógeno (Mioceno) mamíferos de gran tamaño.

Según el doctor Klaus Hönninger Mitrani, fundador del primer Museo de Paleontología del Perú, normalmente los tejidos blandos, como el cerebro, se descomponen y no se fosilizan. “A veces se encuentran moldes craneales, que se crean porque el cráneo se llena de sedimentos. Pero esto es diferente”, revela el científico.

Para Luanne Faulknall, del Museo de Historia Natural de Londres, los fósiles de tejidos blandos solo se producen en condiciones de preservación bastante inusuales. “Existen, pero son muy raros”, dice.

En este caso, y según el doctor Hönninger, todo indica que el dueño original del cerebro sufrió un trauma muy grande que hizo que este se saliera del cráneo cayendo sobre un terreno rico en carbonato de calcio. “Ni bien murió el animal debe haberse cubierto ese tejido. Estamos hablando de horas”, aventura Hönninger a la agencia de noticias británica.

Megaterio o Gliptodonte

Las características del cerebro indican que el mismo pertenecía a un mamífero, por lo que las dimensiones del fósil -de 12 cm de ancho, 11 cm de largo y 9 cm de altura- apuntan a un animal de gran tamaño.

En la nota de prensa emitida por el Museo Paleontológico Meyer-Hönninger, de la ciudad de Chiclayo, se explica que fotografías del hallazgo fueron enviadas a especialistas en taxonomía de Estados Unidos y Alemania para intentar determinar con mayor precisión la especie a la que pertenecía.

Pero Hönninger cree que se puede tratar de un megaterio -un oso perezoso prehistórico gigante- o un gliptodonte –una especie de armadillo que podía alcanzar el tamaño de un Volkswagen escarabajo-.

“No sabemos exactamente en qué época aparecieron estos animales”, dice Hönninger.

Para el científico peruano que es un descendiente de un piloto alemán que llegó a este país por la década de los 50, este descubrimiento es importante porque indica que ya estaban en Sudamérica hace unos 20 millones de años, antes de lo que se pensaba.

El hallazgo es parte del esfuerzo que viene realizando el Museo Meyer–Hönninger con el fin de reconstruir la Paleofauna prehistórica peruana en la región de Amazonas.

Animales y plantas fosilizadas

Recientemente Hönninger dio a conocer el hallazgo de varios ejemplares de animales y plantas fosilizados en ámbar en un yacimiento de 20 millones de años.

El yacimiento de ámbar pertenece al periodo Mioceno, que está dentro del Cenozoico y, según el investigador, su singularidad se debe a que yacimientos semejantes son muy escasos en Sudamérica, donde se han registrado algunos ejemplos pero con fósiles de tamaño insignificante.

El ámbar, de tamaño muy superior (hasta 12 centímetros) al encontrado en el pasado en Perú, apareció en una “playa” u orilla elevada del río Santiago, afluente del Marañón, en el extremo norte del Perú y con su nacimiento en los Andes ecuatorianos.

En el yacimiento han sido encontrados cientos de piedras de ámbar entre los sedimentos del río, y hasta el momento solo treinta de ellas han sido convenientemente pulidas e identificadas.

La importancia del hallazgo -según reveló el investigador a BBC Mundo- estriba en la gran cantidad de presencia fósil en esas piedras ambarinas, pues un 80% de ellas presenta restos animales o vegetales.

Dos de los insectos fosilizados no están todavía catalogados: se trata de un zancudo (mosquito) de patas muy largas y de una avispa con el aguijón delantero, que podrían ser especies extinguidas y por consiguiente dar indicios de cambios en la flora y la fauna de la zona.

Sin embargo, el paleontólogo se inclina por la tesis de que el Amazonas no sufrió cambios mayores desde esa época del Mioceno, lo que -de confirmarse- sería también una información de gran calado científico y que abriría nuevas preguntas: ¿por qué el Amazonas no sufrió los drásticos cambios del Sáhara, por ejemplo? ¿cuánto y hacia dónde se desplazó?.

Según Hönninger, solo el mar Báltico, en el norte de Europa, presenta cantidades significativas de ámbar (tanto que es llamado “la Meca del ámbar”), pero en ese caso la transformación geológica ha sido radical, al haberse perdido todo rastro de clima tropical, contrariamente a lo sucedido en las cuencas amazónicas del Perú.


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