jueves, 16 de junio de 2011

Los inusuales usos de los animales

La sociedad de consumo en que vivimos ha llevado a tomar para la elaboración de varios productos las incomestibles partes de los animales, como las vacas, cerdos y ovejas.

Sabía usted que en el jabón de su casa hay partes de oveja escondida, así como sospechosos ingredientes en su cerveza preferida.

En Norfolk, Inglaterra, una empresa recolecta intestinos de vaca de los mataderos locales y los transforma en cuerdas naturales que son las favoritas de muchos de los mejores jugadores de tenis del mundo.

“Se necesitan como unos cuatro intestinos de vaca para una raqueta normal,” explica Rosina, encargada de Producción.

Para producir las cuerdas, los intestinos de la vaca son limpiados y cortados en tiras de 12 metros antes de ser tratados químicamente para su conservación.

Cada cuerda está formado por 15 tiras individuales que se hilan muy tensamente para que se unan antes de ser secadas en una habitación húmeda que previene su rotura.

Es un minucioso proceso que requiere de seis semanas desde que empieza hasta que acaba pero, según Rosina, la espera vale la pena.

“Con la cuerda sintética, cuando la raqueta golpea la pelota, ésta se estira y se mantiene extendida. Debido a que el intestino tiene memoria natural, siempre trata de volver a su forma original, de manera que absorbe el golpe mucho más”.

La compañía, que ha estado ejerciendo este inusual negocio por más de 100 años, también usa la misma técnica para producir cuerdas para arpas y otros instrumentos.

Pezuñas contra incendios

Los intestinos de la vaca son tan solo una de las muchas partes que se le puede dar un valioso uso.

Desde que nos alimentamos de res, la piel de la vaca se ha transformado en cuero a través de un proceso de curtido. Los huesos del ganado, transformados en fina porcelana, han encontrado su función en los más delicados juegos de té y vajilla imaginables.

Entre las últimas innovaciones están las pezuñas de la vaca, de donde se extrae una proteína llamada keratina que es usada para hacer extintores de incendios, especialmente utilizados por equipos de bomberos y rescate en aeropuertos.

La espuma es específicamente diseñada para apagar el fuego de altísima temperatura e intensidad que provoca el combustible de los aviones al quemar.

La keratina ayuda a unir las burbujas de la espuma formando una duradera capa que hace que ésta no se desintegre al impactar con el fuego y ayuda a apagar las llamas de una manera mucho más efectiva.

En el pub

La vaca no es el único animal a cuyas partes “sobrantes” se les da buen uso, y no todos estos subproductos provienen de los mamíferos.

Existe un pez llamado esturión beluga de donde se extrae la ictiocola, que es un producto usado en la industria cervecera como agente de mejora en algunas cervezas, ayudando a asegurar que la bebida sea clara y no turbia.

“Se cree que la palabra inglesa de ictiocola, “isinglass”, es un anglicismo de la palabra holandesa ‘huizenblas’, que significa “vesícula de esturión”, cuenta el cervecero e historiador Peter Haydon.

¿Huele a pescado?

Hoy en día, el esturión está en peligro, así que la mayoría de vesículas se obtienen de otras especies de pez, incluyendo el siluro Vietnamita.

Para conseguir la ictiocola, las vesículas se tienen que secar, esterilizar y cortar con ácido para producir una pasta o líquido que se añade al barril durante las etapas más tardías de la elaboración de la cerveza. Esto ayuda a que la levadura que se usa para hacer la cerveza se torne en sedimento.

El hecho de si la substancia del pescado acaba, o no, en el vaso todavía es un tema muy discutido. Los estudios han mostrado que, en la mayoría de los casos, la ictiocola es indetectable en el producto final. Aunque en cervezas no filtradas, si son servidas de demasiado cerca del fondo del barril, se pueden encontrar cantidades diminutas.

En cualquier caso, éste es uno de los muchos ejemplos de la manera en la que hemos aprendido a sacar provecho de las propiedades naturales inherentes en las partes de los animales que comemos y que, en caso contrario, se desperdiciarían.

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