jueves, 10 de mayo de 2012

El tesoro caribeño que aspiran Colombia y Nicaragua


La disputa es por aproximadamente 50.000 kilómetros cuadrados del mar Caribe y varios islotes deshabitados en una zona que, por su belleza, bien podría ser un pedazo del paraíso.

Es el diferendo limítrofe que enfrenta a Colombia y Nicaragua en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que esta semana les dio a ambos países la oportunidad de presentar sus alegatos finales.
El juicio inició en 2001 y seis años después la Corte emitió una primer resolución en la que ratificó la soberanía de Colombia sobre las islas caribeñas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, pretendidas por el país centroamericano.
En esa oportunidad, sin embargo, el tribunal también dejó pendiente el tema de la posesión de varios cayos deshabitados ubicados al norte de esas islas y se declaró competente para revisar los límites marítimos entre ambas naciones, tal y como pedía Nicaragua.
Eso significa que la próxima decisión de la Corte –para la que todavía hacen falta varios meses- tendrá implicaciones para la futura explotación de una zona rica en recursos pesqueros y, aparentemente, también en petróleo.
Y, para muchos, ahí está la clave del actual litigio, por más que sus antecedentes se remontan a más de 200 años.
En negro secreto submarino
“Nicaragua, a través de las concesiones otorgadas a la empresa Noble Energy, ya identificó yacimientos de petróleo liviano de buena calidad a sólo diez kilómetros de la zona en litigio”, le dijo a BBC Mundo Iris Valle, oficial de incidencia para megaproyectos de energía e hidrocarburos de la organización ecologista nicaragüense Centro Humboldt.
“No están identificadas las cantidades, pero sí la calidad del petróleo. Y posiblemente también tenga un manto de gas”, agregó.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, decidió por su parte interrumpir la exploración petrolera en la zona en octubre del año pasado, aduciendo razones medioambientales.
Pero, según el investigador del departamento de geociencias de la Universidad Nacional de Colombia Carlos Alberto Vargas, se estima que la llamada Cuenca de Los Cayos podría contener cerca de 6.000 millones de barriles de petróleo equivalentes.
Mar de siete colores
Así las cosas, la posibilidad de que en el futuro cualquiera de los dos países permita la explotación petrolera en la zona es motivo de inquietud tanto para los ecologistas nicaragüenses como para los colombianos.
Y, sobre todo, preocupa a los habitantes de las islas, que hacen parte de un territorio declarado Reserva de la Biósfera por la Unesco hace ya 12 años.
“La Reserva representa el 70% de los corales de Colombia y es uno de los corales y ecosistemas coralinos más conservados del Caribe”, dijo a BBC Mundo Arne Britton, subdirector de mares y costas de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Coralina.
“Y una de las características que tiene la reserva es ‘el mar de los siete colores’: un mar transparente, un agua cristalina que tiene un potencial ecoturístico bastante importante”, agregó.
De hecho, el turismo ya es, junto con la pesca, la actividad económica más importante del archipiélago.
Y, para Britton, la exploración y la explotación de hidrocarburos representa una amenaza para ambas.
Paraíso en riesgo
Por esta razón, Coralina está intentando hacer que la justicia colombiana prohíba definitivamente la actividad petrolera en la Cuenca de Los Cayos.
“Recibimos con mucho beneplácito la decisión del presidente (de no permitir exploraciones de hidrocarburos en la zona), pero a nosotros podríamos dormir más tranquilos si se lograra que el tribunal fallara a favor de nuestra acción popular”, explicó Britton.
Y la posibilidad de que un fallo a favor de Nicaragua en La Haya permita que el país centroamericano empiece a extraer petróleo en las proximidades del archipiélago es algo que también preocupa al funcionario.
“Eso es lo que más tememos, no serían buenas noticias para la reserva, las áreas marinas protegidas y para todo lo que hemos hecho en todos estos años hará garantizar el uso sostenible de los recursos naturales, sobre todo para la comunidad pesquera”, afirmó.
La explotación petrolera en esa zona del Caribe, sin embargo, tampoco atrae a los ecologistas nicaragüenses, que también parecen dispuestos a dar batalla.
“El petróleo puede representar una importante fuente de ingresos, pero el riesgo ambiental es demasiado alto”, dijo BBC Mundo Iris Valle, quien también considera que las industrias extractivas por lo general generan distorsiones y dependencias que atentan contra los proyectos de desarrollo sostenible que necesitan países como Nicaragua.
Y, según Valle, incluso el empleo que pudieran generar las plataformas petroleras es limitado y requiere de una mano de obra demasiado tecnificada como para beneficiar a las comunidades de la zona que, de por sí, verían afectadas sus ocupaciones tradicionales.
En cualquier caso, la ecologista nicaragüense no considera que el riesgo sea mayor en el lado nicaragüense que en el lado colombiano.
“La principal diferencia es que en Nicaragua el proceso de exploración está más avanzado. Pero los dos países parecen igual de comprometidos con las concesiones petroleras”, dijo.
Lo que parece sugerir que la disputa por el futuro de este paraíso caribeño podría extenderse más allá de la resolución de La Haya.

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